martes, 27 de noviembre de 2012

Filosofía y Toros.


El último aliento de Dionisios

La corrida nos recuerda que la vida no es más que un punto de fuga hacia la nada,
una mera oportunidad que se esfuma entre dos eternidades.
La tauromaquia no representa la vida, es la vida, con su azar, con su tragedia, con su muerte...
y con su felicidad. La tauromaquia celebra la vida porque es la vida misma lo que en ella ocurre,
y al celebrarla, nos llena de felicidad, es decir, de belleza dionisíaca. 
No de belleza apolínea, observable, representable, sino de la belleza del dios Dionisos, aquella
que embriaga al espectador hasta convertirlo en el propio artista, aquella en la que el hombre
se siente pleno de poder y de belleza, es decir, de felicidad, porque siente satisfechos sus
instintos, sus necesidades.
Y ahora no me estoy refiriendo al instinto de comer.
Ahora me estoy refiriendo al instinto de jugar.
De jugar en este caso con la muerte, de ponerse en peligro ya sea en primera o en tercera
persona) para ocupar por un momento la línea abismal que separa la vida de la muerte, y que
por ello vuelve a la primera más intensa que nunca. Sólo cuando tenemos certeza de la muerte
podemos aspirar realmente a disfrutar con hecho de estar vivos, sólo ante el sinsentido de la
muerte podemos entender y disfrutar la ausencia de sentido de la vida. El toreo es un arte
dionisíaco, que nace instintivamente, como una pulsión muscular y vital irrenunciable, que 
celebra en cada lance el nacimiento de una tragedia, y que evoca a cada instante el final del
Universo.
Un arte con mayúsculas que se ha ido desarrollando a lo largo de los siglos en
diversos y muy lejanos lugares del planeta, que cobija una complejidad y diversidad de estilos
que lo colocan a la altura de cualquier actividad artística humana, la más hermosa, difícil y
grandiosa de todas las bellas artes de las que tenemos conocimiento.
También por todo esto siguen muriendo los toros.
Porque la Tauromaquia es, a día de hoy,
una de las escasas oportunidades que le quedan al hombre actual de recordarse a sí mismo,
el último aliento de dionisos, una de las últimas tragedias en las que el ser humano comprende
el sentido de la vida después de haber observado y comprendido el verdadero sentido
de la muerte".

Fernando Sánchez vindel. La tauromaquia.

Visto en http://www.cormacarena.com.co/new/documentos/en_defensa/ultimoaliento.pdf

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