martes, 26 de marzo de 2013

El culto al toro

La fascinación del hombre por el toro no nace en el Coliseo Romano 
 Nace miles de años antes. Va ligada con el nacimiento del arte, en las cuevas de Lascaux, en Francia, hace 17.000 años.
 El primer gesto artístico del hombre fue plasmar al toro en pinturas rupestres sobre la piedra, y al igual que en Altamira, la narración gráfica del momento en que Toro y Hombre se encuentran. ¿Por qué inicia el Arte con un toro, y no con la guerra, el amor, la vida comunitaria, las muertes u otros temas que pudieran impactar la mente humana, hace 17.000 años?
 Porque el culto al toro es algo que subyace a nuestra condición; desde el hombre primitivo hasta el hombre moderno, nadie puede huir de la fascinación que produce ver un toro, símbolo del poderío, la majestad, resumen y ampliación de las fuerzas de la naturaleza. Como diría Antonio Caballero, “Se empieza queriendo pintar al toro, y se termina toreándolo”. Ese es el camino del Arte, desde su inicio en Lascaux, hasta llegar a un natural templado de Morante.

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