El Cid desempolva sus credenciales

Fotos : Arjona

Decepcionante corrida de Victorino y decepcionante Daniel Luque

El calor tórrido, casi del mes de julio, y el ambiente de feria, ya en pleno auge, invitaban a una tarde de toros vibrante, como se espera cuando la corrida es de Victorino. Pero la decepción nos chafó a quienes esperábamos, al menos, la cuota del riesgo.

Para matar los victorinos se anunció un mano a mano ficticio de El Cid y Daniel Luque, dos toreros a los que nada los enfrenta y que tan solo por ingeniería empresarial se ven cara a cara. Por supuesto que allí no existió rivalidad alguna, ni tan siquiera intervinieron en quites. Todo muy plano, como plano y decepcionante fue el juego de los victorinos.

Sin embargo la tarde no se fue absolutamente en blanco gracias a que El Cid desempolvó viejos recuerdos y los actualizó en dos faenas que en muchos momentos nos trajeron a la memoria aquellas tardes del torero y los victorinos, especialmente en el quinto, el mejor de la corrida, al que templó y ligó naturales y redondos de la vieja escuela. Habrá que añadir la meritoria faena al primero al que le encontró el ritmo para robarle unos cuantos naturales de postín.

Daniel Luque ni pudo ni quiso. Pasó como una sombra en una tarde a tono con el color de su vestido de torear. Es verdad que su lote resultó descastado, muy deslucido, pero no lo es menos que Luque se conformó con brujulear por allí, cubrir el expediente y esperar a ver si hoy suena la flauta con los toros de El Pilar.