domingo, 12 de mayo de 2013

Escolar, la presencia por encima de la casta


Un tiempo espléndido, de primavera auténtica, que invitaba ir a los toros. Una buenísima entrada pero muchas expectativas rotas pues se esperaba una tarde de emociones fuertes porque los toros de Escolar suelen dar guerra, derrochando genio y vendiendo cara su lidia y muerte.
Pero de ese género en realidad lo más parecido fue el cuarto toro, porque a la corrida, espléndida de presentación, le faltó casta. Precisamente ese cuarto ejemplar que tuvo codicia, dio la cara por la divisa. No fue un gran toro, pero presentó sus credenciales en cuanto al genio y la movilidad.
Rafaelillo le plantó cara de salida y luego no terminó de vencer su embestida áspera y violenta. Ya muy tarde se acopló por el pitón izquierdo cuando la faena estaba vista para sentencia.
Robleño estuvo por debajo del buen son del segundo toro. Cuando se decidió a dejar la muleta en la cara logró ligar y la faena tomó altura, pero sin continuidad. El quinto toro fue un mulo.
Lo más importante corrió a cargo de Alberto Aguilar, muy por encima de su descastado lote. Llevó con firmeza la lidia, hizo las cosas con criterio y corrió la mano con mando cuando sus oponentes dejaron un leve resquicio.

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