Otra vez se demuestra que en Madrid hay que contar con la sorpresa en cualquier fecha de la larga isidrada. Los carteles de lujo resultan engañosos, como ocurrió con las tardes de los dóias 16 y 18. Tardes del clavel y del fracaso. Un cartel de domingo, ha sido, de momento, la tarde más torera y más redonda.
A pesar de un tiempo criminal. Y es que en medio de la corrida cayó un impresionante diluvio con granizo. Y a la vez recibíamos la noticia de la muerte en Sevilla a los 91 años del maestro Pepe Luis Vázquez, uno de los grandes del siglo XX. Era como si la naturaleza se manifestara con una tormenta para lamentar la muerte del gran torero. Y sin embargo la tarde en Madrid tuvo color y luz en el ruedo porque los murubes de Bohórquez, que recuperan su clase de siempre, se prestaron para el triunfo.
Tres orejas se cortaron de una sola tacada. La primera para el mexicano Silveti quien en medio de la tormenta se la jugó en una faena vibrante.
Luego Juan Bautista ligaría con temple naturales y derechazos de exquisita factura para rematar de una gran estocada y, finalmente, Juan del Álamo cortaría otro apéndice a un toro de gran clase al que toreó muy bien a la verónica y supo imprimir ritmo a la faena de muleta.
Con granizo y todo, una buena tarde para valientes. Ya era hora
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