domingo, 6 de octubre de 2013

FERIA DE OTOÑO DE MADRID

Llenazo en Madrid en el cierre de esta feria de Otoño.
 La gente quería ver a los adolfos, a la cuadrilla de Castaño y, en especial a Fandiño en su segunda tarde del doble compromiso en el que se embarcó en Madrid y en el final de la temporada, todo un reto. Pero ha sido Ferrera quien se convirtió en el gran protagonista.
La corrida de Adolfo Martín, agresiva de pitones, muy dura, sin emplearse, iba derrumbando las expectativas y la tarde se desmoronaba. pero el cuarto, un toro manso aunque con movilidad dio un vuelco a la corrida. Antonio Ferrera, lo entendió a la perfección desde los lances con el capote hasta la faena de muleta. En corto fue trenzando los muletazos, algunos soberbios sobre la derecha. Sin ayudarse con la espada toreó con reposo. No se tomó ni una ventaja y lo que hizo, a un toro muy serio, tuvo un sello de autenticidad.
No lo entendió así un sector de la plaza y en medio del caos, entre ovaciones y palmas de tango, cortó una oreja. Otra vez Madrid fue un manicomio.
Fandiño se estrelló con un lote infumable. No tuvo recursos para cambiar las tornas, buscando tal vez en la variedad y los resortes que tiene la lidia, una salida airosa ante esos dos toros de caras altas, media embestida y muy poca casta. Su doble compromiso en Madrid se queda en el gesto.
Castaño, sin recursos, capeó como pudo un lote áspero y que lo trajo de cabeza. En ningún momento dio la sensación de superar mentalmente las dificultades de dos toros, que se dejaban en el primer muletazos para rebañar en el siguiente. Su cuadrilla, una vez más, cumplió con dar espectáculo. Eso, por lo menos.

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