martes, 25 de marzo de 2014

La zurda de Varea y unos jaboneros dirigiendo la lidia

CASTELLÓN :
No fue buena la novillada de Prieto de la Cal ni por presentación ni por contenido. 
Aunque hubo dos a tener en cuenta... Pero el caso es que por una vez el toro de lidia dominó precisamente eso, la lidia. Cosas de la casta. 
Y aunque parezca mentira, son cosas que pueden ocurrir igual que por un día pueden aparecer todos menos uno "blaquintos" y no negritos.
Oh, sorpresa: había gente en Castellón sorprendida de que uno tras otro saliesen "blanquitos".
 Decían, "los habrán metido a todos en lejia".
 Pero la novillada no estaba para chistes. Los veragüeños de Prieto de la Cal acabaron apoderándose de la situación. Dirigiendo la lidia. Sobre todo en la segunda parte del festejo.

 Antes lo que había brillado fue la zurda de Jonathan Varea, que en su debut con picadores solventó con nota tan difícil papeleta. Hay figuras que lo son y no se han visto en una de estas. Y Varea ya puede decir que toreó con gusto y relajo, compuesto y muy despacio al natural a un jabonero de Prieto de la Cal. Como para no fardar de eso. 
Y sí, todos menos uno fueron jaboneros, y el que no, fue "tipo vaquita". Es decir, berrendo.
 Y los seis para abrir una consulta de psicología. Corrida de querencias y terrenos muy marcados, desarrollando sentido, defendiendo sus espacios y vendiendo todos cara la vida
.La novillada de Prieto de la Cal fue serio examen. Sin excesos en la presentación, más bien liviana de hechuras. Más en eral que en utrero. La novillada siempre tuvo a los novilleros y sus cuadrillas muy en guardia. Primero de forma subconsciente, ya al final de forma más que evidente.

El primero salió blando, sin entrega, muy protestón, rebrincado siempre, sin tomar las telas por derecho, haciéndolo, sí, a cabezazos: con el peto o con las telas; metiéndose muy por dentro, viniéndose muchas veces como cruzado. Vicente Soler que se fue a porta gayola, empezó la faena de muleta con un ajustado cambiado por la espalda y mostró un ánimo siempre por encima de las posibilidades de su toreo. Entre fácil y ágil con el novillo. Bullidor pese a la mala clase del prietodelacal, que solo metió la cara tres veces por abajo. Lo demás todo fue de puro raje del anima
El guapo pero abecerrado berrendo en negro que hizo segundo fue otra prenda. De salida marcó mucho sus querencias. Casi como si supiera de qué iba la película. Tras pararlo Expósito en los medios, el novillo señaló querencia en chiqueros. En ese recibo se medio equivocó al embestir un par de veces por abajo, pero ya no mostraría más intención. Lo demás, todo por arriba y sin acabar de pasar. Jorge Expósito, flamante triunfador en Fallas, se estrelló con decoro con semejante prenda.
La bolita de la suerte le tocó a Jonathan Varea. El de Almassora, que debutaba con picadores, se encontró con la embestida más común y homogénea de la tarde y lo vio claro: se echó la muleta a la izquierda en el mismo inicio de faena y conforme fue consintiendo y comprendiendo aquello, los naturales le salieron con mayor y mejor composición, trazo, profundidad y cada vez como más despacio. Había brindado Varea a su maestro Paco Ramos y a los alumnos de L'Escola de Tauromaquia de Castelló, bonito detalle a modo de despedida. Ahora ya le toca a uno defenderse solo y al primer envite Jonathan (o Juanito) sacó nota con la zurda.
 El veragüeño, sin estar sobrado de fuerzas tuvo un traco de más, mejor inercia y voluntad para seguirla por abajo. No es fácil. Es cosa digna de estudio psicológico. O del temple que imprimió Varea por una mano que apenas dio un tirón de más y comandó las embestidas. Sin exageraciones y una apostura de compás medianamente abierto, la pierna adelante, el palillo cogido más cerca del tornillo que del centro, relajada la tela.
 De primeras más en línea, más al hilo y al final más cruzado, más enroscado y, sobre todo, más despacio.
 Y de torero, fue también lograr templarse en redondo, bajar la mano y completar la faena por ambos pitones. 
La oreja cortada tuvo su mérito.

Con el sexto la tarde ya venía vencida. Los jaboneros de la Marquesa de Seoane ganaban desde el cuarto todas la manos por la lidia. Y ese sexto, con cosas de manso, no fue menos. Muy metido, aprentando, marcando y defendiendo los terrenos. Por delante de chiqueros era ver a alguien moverse y pegar un arreón y cantarle las cuarenta. Y en la brega ponía firme a todos. Así, al banderillero  (Alfonso Carrasco) de Varea le metió un viaje en el tercio cuando traginaba con el novillo para banderillas más que serio. Porque fue el viaje y la paliza que le metió pese a los cientos de capote tratando de hacer el quite. El fajín quedó colgando
.El novillo se hizo el amo, sacó a tantos capas como muestra la foto, pero el novato Varea demostró argumentos variados. Se dobló con él en el inicio, y cuando llegó a las rayas el novillo ya no era nadie. Varea sobre las piernas, tratando de ligar, poniéndose en el sitio, le extrajo muletazos, le floreó los remates y se dobló con torería. No había trofeo posible, pero así se debuta con picadores. Bien por Varea.El mejor de la corrida fue el cuarto. Novillo con poder, casta y cosas de bravo. Su nombre, 'Ligero'. Soler lo recibió otra vez a porta gayola y en un recibo confuso, sin acople, lleno de tirones. 
El novillo, presentado sin exgeraciones se desplazó y remató en tablas siempre que lo llamaron.
 En varas destacó por dejarse. Nunca encontró temple ni gobierno en capotes y llegó a la muleta de Soler con pies, repitiendo, yéndose largo en los mismo medios. Pero nunca lo sometieron por abajo. Cada serie la ganaba a los puntos, en cada muletazo ganaba la acción. Y cuando lo cerraron más y le acortaron distancias no se disculpó y se puso a la defensiva. Silencio para el novillero y palmas del público al toro en el arrastre, que tras varios intentos, eso sí, se llevó media a paso de banderillas en la misma cruz: letal y añeja la muerte.

El quinto fue otro que tal. Más cuajado y con cierta inercia para romper adelante. Los lances de saludo de Expósito así lo demostraron. Pero al llegar a los medios el novillo encendió la primera alarma. Le pesó ese terreno y apretó siempre que pasaba por allí. Recibió dos varas y en banderillas controló con suficiencia la contraquerecia, arreando, metiéndose muy por dentro, y también la querencia natural de chiqueros arreando a los banderilleros que merodeaban por allá. Casta, carácter y malas formas. En el inicio de muleta dejaba recados por ambos pitones. Expósito le buscó las vueltas, se dobló y cuando parecía que era momento de entregar la cuchara, tragó sobre la mano derecha en sana actitud del que quiere ser torero. Muy metido entre los pitones, pegado a tablas, muy cruzado. Y es que cualquier gesto de torero en corridas así valen más todavía.

Publicado por Andrés Verdeguer Taléns Cornadas Para Todos, el blog

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