lunes, 28 de abril de 2014

La emoción hace afición


En la Corrida Concurso de Zaragoza tanto los que se sentaron en los tendidos de La Misericordia como aquellos que lo vieron por televisión, vivieron momentos de emoción. La emoción que hace que la Fiesta se mantenga viva, porque al aficionado lo levanta de su asiento y al público le hace que regrese a la plaza, en contra de las aburridas corridas que ocupan un 90% de los festejos anuales. Es lo que ocurre cuando se lidia un toro, en toda la dimensión de su significado, y no lo que se acostumbra a ver en la mayoría de festejos donde están presentes las llamadas figuras del toreo. El toro es lo primordial, sin él, obviamente las corridas no existirían, es por ello que tenemos la obligación de exigirlo y que no se devalúe, porque con su caída viene el fin de la Tauromaquia. Después la emoción de los tercios de varas, los tercios de banderillas y complicaciones de cada toro, alejado de esa docilidad que muchos buscan porque otros que matan sus corridas les exigen.

Afortunada y lentamente, parece que muchos aficionados cansados ya de los abusos acrecentados que llevamos soportando durante años, se están dando cuenta de que aquí es donde radica la verdadera Fiesta. A continuación, les dejaré el enlace para que vean un pequeño resumen sobre la corrida, y creo que estarán de acuerdo conmigo en que con sólo estos 5 minutos de momentos que se recogen en el vídeo, su asistencia a la corrida y su entrada estarían más que justificadas. Sensación primordial para volver a los toros y a cualquier otro espectáculo: no sentirse engañados. 

La Fiesta es mucho más que una faena de muleta. Es un toro de lidia, es un tercio de varas, uno bueno de banderillas, es un poderle al toro con el capote y la muleta, una buena lidia por parte de los toreros de plata y es una suerte suprema ejecutada por derecho.

Con corridas así, aún sin cortar ni orejas ni rabos, se hace afición.

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