miércoles, 14 de mayo de 2014

LOS TOREROS AGRADECIDOS CON FLEMING


Aunque toda la humanidad ha de estar agradecida a Sir Alexander Fleming por su descubrimiento de la penicilina, sin duda alguna los toreros son los que más han salido beneficiados de este medicamento. Y buena prueba de ello es que hace medio siglo decidieron homenajear al investigador británico con la erección de un busto en los jardines existentes en los alrededores de la plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo.
El acto inaugural tuvo lugar el 14 de mayo de 1964 y, entre otras personalidades, asistieron el embajador de Inglaterra en Madrid, el presidente de la diputación provincial, el del Montepío de Toreros que estuvo acompañado por toda su junta directiva, de la Cruz Roja así como los matadores de toros Raúl Villalta, Faraco, César Girón, Pedrosa, Mendes, Joselito Martín y otros así como representantes del mundo taurino que decidieron darse cita en dicho acto para mostrar su agradecimiento al insigne biólogo.
El monumento consiste en un busto del doctor Fleming sobre un alto pedestal de granito. A su pie, la figura de un torero, con el capote al brazo, que, montera en mano, saluda al médico con la dedicatoria que figura en una placa y que dice “Al doctor Fleming, en agradecimiento de los toreros”.
El asesor jurídico del Montepío de los Toreros, Conde de las Almenas, expuso el deseo de la organización de rendir homenaje de gratitud, admiración y respeto al doctor Fleming, subrayando el hecho de que este tributo de justicia a quien tantas vidas humanas ha salvado con su descubrimiento partiera de los toreros. Tuvo también palabras de recuerdo para la viuda del sabio británico.
Por su parte, el embajador inglés señaló que se sentía profundamente conmovido por el homenaje tan español en su generosidad que se rendía a su ilustre compatriota. El presidente de la Diputación madrileña, Marqués de Valdavia, se sumó al homenaje con sentidas palabras, cerrando el acto el alcalde de Madrid, Conde de Mayalde, señalando que la capital española saldaba con este acto una deuda de gratitud con uno de los mayores benefactores de la humanidad.
El embajador británico Mister Labouchere y el alcalde de Madrid, con el presidente del Montepío de Toreros, descubrieron el monumento e inmediatamente fueron colocados numerosos ramos de flores por los toreros y personal del Montepío.

Han transcurrido 50 años y cada día es mayor el agradecimiento del planeta taurino hacia el descubridor de la penicilina, un fármaco imprescindible a día de hoy para el tratamiento de las heridas producidas por las astas de los toros. En este medio siglo, numerosas han sido las vidas que han podido ser salvadas gracias a la utilización de la penicilina. De ahí que, continuamente, todos los integrantes del mundo taurino muestren su agradecimiento al británico Sir Alexander Fleming por su aportación a la medicina taurina.
Por VICENTE PARRA ROLDÁN

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