miércoles, 11 de junio de 2014

'PODEMOS… O NO PODEMOS'

    

P

Resumiendo:
 La prohibición de la tauromaquia motivaría la desaparición de las reses, pérdida a la que habría que sumar unas 380.000 hectáreas de dehesa dedicadas hoy al toro bravo; terreno ecológico que sería reconvertido –sin contar con el perjuicio que ello causaría a otras especies como el lince, el jabalí, el buitre, etc., que vive en este entorno–, para constituir la catástrofe ecológica más espantosa sufrida por nuestro país tal vez en toda su historia; catástrofe de la que hoy estamos a salvo gracias a la existencia de la fiesta de los toros. 
¿Les sigue pareciendo a los pensadores de Podemos un logro muy moderno, progresista y, sobre todo, ecológico, su abolición? ¿Así es como entienden, desde su perspectiva antitaurina, “recuperar la tierra”?

     El mensaje que queda latente en lo anteriormente dicho es que el destino del toro bravo está indisolublemente ligado al de la tauromaquia.
 Si ésta desaparece, el toro de lidia lo hará con ella, como así ocurrió con sus ancestros en todos los países de Europa donde pastaban y no había corridas.
 En el mundo real –no en el de cartón piedra de la factoría Disney, del que parecen sacar sus idealizados y humanizados modelos animales los fanáticos del animalismo–, la supervivencia de cada raza o especie lleva su coste en vidas.  
  Existe, además, otra causa que, a quienes nos alineamos en favor de la regeneración democrática desde una posición izquierdista y progresista, nos inclina a luchar a favor del toreo y en contra de su abolición: la defensa de nuestra identidad cultural  
 Es el inexcusable peaje a pagar por seguir existiendo.
 La vida se alimenta de vida –y entiéndase aquí el verbo alimentar en su sentido más amplio– y, lo mismo que cierto número de individuos de la clase oveja deben perecer para que el lobo siga viviendo, cierto número de individuos de la clase toro bravo deben morir en la plaza para que su raza siga enseñoreándose de los campos como hasta ahora.
 Pagar un peaje del 5%, como es su caso, supone uno de los menos costosos que podremos encontrar en la Naturaleza.

 ¿Qué se hace con ellos? ¿Qué se hace con nosotros?... Sí, conmigo y con todos los que luchamos por la regeneración democrática de este país y, además, somos amantes del toreo. ¿Por qué, estando de acuerdo casi en el noventa por ciento de los planteamientos que hace Podemos, nos obligan a desmarcarnos de ellos e incluso –como es mi caso, por haber dado mi sangre, mi juventud y mi amor al toreo– a posicionarnos como enemigos por no transigir que se elimine, y de la peor manera, lo que es un rasgo distintivo de nuestra cultura y nuestros sentimientos? ¿Es preciso restarnos? 
Al buscar alianzas con el fundamentalismo animalista antitaurino y acceder frívolamente a sus dictados, Podemos corre el riesgo de diseñar enemigos en sectores que nunca lo serían por su posición política y sí por sus reivindicaciones culturales   
  Para terminar, quisiera hacer un llamamiento público a los representantes de Podemos para que no se dejen llevar por los prejuicios y tengan la humildad de descender a conocer mejor el mundo del toreo y los sentimientos y sensibilidades que ocasionan la lidia y cría del toro, porque, si lo hacen llevados por una auténtica inquietud de conocimiento, estoy seguro que reconsiderarán su postura abolicionista y darán paso a abrir un proceso limpio de debate –que tanta falta nos está haciendo a todos, seamos taurinos o no–, para situar el toreo, de una vez por todas, en el lugar ecológico, antropológico y cultural que le corresponde..

http://dueloliterae.blogspot.com.es/

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