jueves, 19 de junio de 2014

Tal día como hoy ...

SALVADOR ORTEGA TRIUNFÓ EN EL CORPUS DE 1979

Hace treinta y cinco años, en 1979 , la festividad del Corpus Christi se celebraba en su día natural, el jueves. Y, además, era festivo, por lo que se había convertido en una fecha habitual para la celebración de festejos taurinos. 
Hace treinta y cinco años, la festividad del Corpus se celebró el quince de junio y, en la Monumental Plaza de toros de Huelva, se llevó a cabo una novillada picada en la que tomaron parte tres jóvenes locales, algo que hoy día sería impensable.
Para la ocasión se eligió un encierro de la ganadería de Bernardino Giménez que estuvo muy bien presentado y tuvieron casta pero adolecieron de falta de fuerzas por lo que algunos de ellos, tras su paso por el caballo, rodaron en demasía por la arena.
Las cuadrillas hicieron el paseíllo descubiertas y, antes de finalizar, guardaron un minuto de silencio en recuerdo de Rafael Carbonell, de cuya muerte se cumplían veinticinco años.
Abrió plaza Miguel Conde al que se le notó con demasiadas dudas, algo lógico por su falta de festejos. Sus mejores momentos se sucedieron en el cuarto de la tarde, brindado a uno de los empresarios del festejo, el maestro Miguel Báez Litri. Entonces, Miguel se lució en unas series de redondos que fueron jaleadas desde el tendido pero el novillero bajó el tono del trasteo y terminó algo desconfiado. Tampoco estuvo acertado a la hora de utilizar los aceros y todo quedó en unas animosas palmas.
Tampoco logró triunfar Urbano Corbacho a pesar de que siempre quiso agradar a la concurrencia, mostrándose muy valiente y sin querer guardarse nada. A sus faenas le faltó el mando que los novillos, con genio y con casta, le pedían. El de la Sierra quiso hacerlo todo bien y no siempre tuvo la oportunidad de salirse con la suya. Para colmo, tampoco estuvo muy afortunado con las espadas, especialmente en el quinto, y para él fueron unas cariñosas palmas.
El triunfador de la tarde fue Salvador Ortega que salió a hombros al término del festejo después de cortar una oreja a cada uno de sus oponentes. El del Barrio Obrero demostró poseer una personalidad taurina propia y, en algunos pasajes, la dejó notar, como por ejemplo en unos molinetes, llenos de arte y de gracia, que logró en el tercero o en el quite por navarras del sexto. Además demostró poseer valor, como demostró a la hora de matar cuando buscó con ahínco ratificar el triunfo alcanzado con la muleta.
En suma, un festejo interesante tanto por las condiciones de los novillos como por las ganas, voluntad y deseos expuestos por los tres actuantes. Lástima que el público, que acudió en un escaso número, no acompañase en una tarde que prometía muchas cosas y que no disgustó a quienes acudieron a contemplar las actuaciones de tres jóvenes toreros onubenses
Por .VICENTE PARRA ROLDÁN

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