viernes, 27 de junio de 2014

Un punto de decepción






Podría no entender un poco el planteamiento de temporada, si se puede llamar así, de José Tomás. 
Pero es que no entiendo nada de nada. No ya el hecho ya pasado, y comentado, de cambiar Bilbao por Granada, cuando Bilbao hubiera supuesto la percha, el galán y el armazón para hacer luego lo que se le viniese en gana al maestro. León por ejemplo.
 Lo grave es que también se me escapa cómo después de elegir Granada se selecciona un toro de hechuras tan montadas y malas como el caballazo de 580 kilos de Victoriano del Río que le echó mano al perderle la cara. 
Se pasa uno oyendo a todos los ganaderos de renombre que esconden una piara de toros de luxe para JT y resulta que uno, o ése, se asomaba por encima de los burladeros... "Para tapar bocas", me dice un buen amigo partidario del fenómeno de Galapagar. 
Nunca es bueno confundir la velocidad con el tocino, o sea, un toro serio con un toro feo, alto y largo como un día sin pan, y no miro al veedor Joaquín Ramos en exclusiva, como tampoco le miré en la apoteosis nimeña, porque José Tomás repasa todo. Mas como tapabocas yo hubiera sugerido Bilbo más que un torancanazo cuesta arriba. 
Puestos a hacer el esfuerzo se le pone cara bilbaína, se lía uno en Vista Alegre y a callar todo el mundo. Por la vía de la épica o de la estética.
 El éxito consistía en levantar una plaza malherida, como la de Frascuelo, que caía en picado, y la subida ha sido como un cohete desde los 1.300 a los 9.500 abonos, según Simón Casas. 
Éxito conseguido y dolorido pues 21 meses después de Nimes 2012...  
Tres días después de Graná se había señalizado León como parada y fondo. 
Yo que a León no he ido en mi vida, y cuando vaya lo haré para contemplar su catedral o comprar cecina, lo descarté de antemano. De León, taurinamente, se rasca y se cita poco. Ojalá hubiera sido una apoteosis, que no hubiera pasado de ser una apoteosis en León. Un tarde leonesa pasa como una más en una temporada de 30, por ceñirme al número de los tours oficiales, pero la segunda de tres... 
Y la tercera es el mano a mano, tan a la moda como las corridas de tres y tres, con Pablo Hermoso de Mendoza el 23 de agosto en Málaga. Dos meses en blanco ahora... 
La rentabilidad es proporcional a 60 días de desierto. 
Y si se pregunta, usted, amable lector, por qué escribo esto de un torerazo (así se dice también ahora) como José Tomás es fácil interpretar cierto halo de decepción con quien ha escrito ya una leyenda tan inmarcesible que no merece el mínimo borrón. 
Y menos desde un planteamiento que se aleja de la inteligencia y la virtud.   

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