jueves, 24 de julio de 2014

Sobre Padilla



Se que este va a ser un escrito "políticotaurinamente incorrecto" pero lo asumo. 
Lo será porque habla sobre alguien que se ha convertido (mejor, le han convertido) en intocable, como por encima del bien y del mal, alguien que nos dio una lección de superación, que nos hizo ver que en la vida, con lucha y sacrificio, casi todo es alcanzable, alguien al que admiro como persona, pero que como torero...para mí fue artista, pero de otro tipo de arte, y así lo dijimos aquí, y al que erróneamente llaman "Maestro".
 Hablamos de Juan José Padilla, del torero ..

Estamos en plena crisis del arte de la Tauromaquia de cara a la sociedad.
 Ésta se refugia, porqué no decirlo, en festejos triunfales y festeros, donde se dan rienda sueltas a emociones báquicas primando el exaltamiento de estereotipos que se han encargado, primorosamente bien por cierto, de elevar los medios taurinos, ciertos medios, a los que por otra parte les viene muy bien.

Cierto es que esa Tauromaquia atrae (o atrae la fiesta en las gradas, no me queda claro), pero hasta el refigio de esos festejos, la persigue y la acosa el arte de torear vulgar. El máximo exponente de ello hoy día es Juan José Padilla, recordemos, el torero. 
No es una Tauromaquia del hombre sencillo y con ganas de comerse el mundo, como en su día lo fue Benitez, El Cordobés, sino del que ha entrado en carteles a los que no estaba acostumbrado, a tener que torear toros que necesitan de arte, de empaque, de toreo, y a los que Juan José Padilla, el torero, cada día vemos como no está dotado de ese don para realizarlo.

Como hemos dicho, ese arte vulgar, no siempre merece desaprobación, tiene sus aciertos, y tanto más cuando a esas masas embriagadas de peñas y banderas piratas, les acerca al toreo más canónico de los otros compañeros de cartel. El gran pecado del toreo vulgar  no es que pueda errar, en la Tauromaquia yerran también los toreros con arte y canónicos, como arte que es, y por mucho que no lo crean los seguidores acérrimos de ciertos toreros. 
El gran pecado de ese toreo es que ese público festero, llega a creer que es el toreo válido, que esos pases sin sentido, pases y más pases, solo pases, es el toreo por el que tantos otros toreros no torean, cuando es totalmente al revés, los que no torean, intentan hacer el toreo, no dar pases.

La Tauromaquia es un arte popular, pero me lamento cada día de las perspectivas de un futuro en que el toreo vaya pereciendo bajo ese tipo de acontecimientos, donde la fiesta, los cánticos, las banderas, los programas radiofónicos donde se ensalza erróneamente a un "Maestro", cuando no lo es, etc., que toda esa parafernalia hayan servido de instrumento para terminar convirtiendo la Tauromaquia en una mediocridad , y encima presuntuosa
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