viernes, 16 de enero de 2015
La clave
La teoría del progreso y la evolución por la que apuesto, defensa de lo esencial incluido y en realidad cualquier planeamiento, estrategia, promoción y demás herramientas que se antojan necesarias para sacar el toreo de donde lo han/hemos atascado, necesita indefectiblemente fuentes de financiación.
Eso es así aquí y en la Cochabamba donde no tienen noticia del toreo o en el mundo Walt Disney que tanto nos jode y tanto entiende de pasta bajo el disfraz de la inocencia y el animalismo.
Un organismo que regule, planee, frene abusos y desviaciones, promocione, que no tendría por qué depender de la administración, mejor sería al contrario, un ente bajo esas premisas más que necesario es imprescindible para poner en marcha todo lo anterior y eso vale pasta, eso hay que financiarlo y es lo que deberían/deberíamos perseguir los profesionales y la administración si es que de verdad quiere ayudar.
El problema surge cuando preguntamos ¿dónde está la pasta?...
Y tan importante como la financiación son los novilleros que, por cierto, o hay financiación o se crean las condiciones necesarias para dar novilladas o las hacemos viables o no salen… y sin novilleros no hay paraíso, sin novilleros no hay novedad, sin novedades no hay interés y sin interés no hay futuro.
Así que hay que volcarse. Y en ese empeño, tan importante como la financiación y todo cuanto he dicho, organismo federativo que lo canalice incluido, digo que ligado a la financiación otra clave para sacar novilleros es el toro y a esa coyuntura es más fácil llegar. El toro hay que adecuarlo, que conste que no digo desvirtuarlo, porque con el novillo desmadrado, con el novillo toro, grande y barato que sueltan en Madrid y en tantas y tantas plazas, no salen novilleros, ya no digo que no salgan por la Puerta Grande, que no salen desde hace no sé cuánto tiempo, no salen del arroyo y del anonimato, ni sacan/sacamos al toreo del atasco vital en que está. Resumiendo, financiación y novilleros es lo que hace falta para llenar el toreo de vida y futuro, para facilitar la llegada del Mesías.
Por José Luis Benlloch
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