lunes, 27 de abril de 2015

"Hasta pronto” TORERO

"Lo único que pido es que a la Fiesta nunca le falte la unión”

Palos de la Frontera vivió, en la tarde de ayer, la despedida de un gran torero de plata  
Corralejo es ya honra de su profesión, es espejo para los demás toreros de plata y, sobre todo, es signo y seña de lo que la integridad para el profesional taurino significa. 
Raúl ha  manifestado tras los momentos posteriores a su despedida de los ruedos, que sera un adiós que no es sino un , pues ya adelanta que seguirá ligado al toreo en otros ámbitos.
"Ayer, al terminar la corrida, sentí por un lado tristeza y por otro tranquilidad, porque la situación no era la mejor. Al dejar el traje de luces era incapaz de quitarme la taleguilla. Tenía, en ese momento, una llamada de Fernando Galindo, mi responsable en la Unión, y no me hacía a la idea de que esto se acababa”,señala el subalterno onubense.

Debió ser dificilísimo decir adiós a toda una vida, a una vocación y a ese orgullo que transmite a sus hijos. Pero lo hizo con la cabeza bien alta, y eso también es de toreros. "Al principio me lo tomé bien, me controlé, supe controlar la emoción y una vez que terminé con mi trabajo, dando mi última vuelta al ruedo, iba viendo las caras de mi gente, de los aficionados, de mis amigos y de mi familia, y me vine un poco abajo”, afirma emocionado Corralejo.
Sobre si seguirá ligado a la tauromaquia en cualquiera de sus ámbitos, Raúl señaló que "yo soy torero, el mundo del toro no puedo dejarlo apartado para siempre. Voy a seguir ligado al toro, voy a defenderlo a muerte y ayudaré en lo que pueda.He hablado con la Unión de Picadores y Banderilleros y les he dicho que no quiero dejar de formar parte de la ella, ayudándoles desde fuera todo lo que pueda, a pesar de que no esté ligado a ningún torero”.
Sus redes sociales arden en las últimas horas, repletas de mensajes y halagos hacia un torero que lo fue desde el primer momento, honrando la profesión de plata desde la primera vez que actuó como tal. "La verdad que me hubiera gustado ser un ejemplo reconocido de verdad. Que me lo reconozca el mundo del toro me halaga y me reconforta en estos momentos”.
Al fin y al cabo, se va toda una vida entregada al toro, a su entorno, al sacrificio diario de levantarse con el único sueño de romperse de salón para escenificarlo posteriormente en la plaza. "Comencé con 13 años de novillero sin caballos, estando dos temporadas más con picadores. No era el mejor del mundo, y como tenía claro que o eras magnífico o no llegabas a nada, decidía coger los palos. Actué en primer lugar con Salvador Cortés, con el que estuve varios años, luego con toreros como Víctor Puerto, El Cordobés, con el que sufrí ese percance que cambió mi carrera, y Morenito de Aranda. He actuado a gusto con todo el que me ha ido llamando”.
Ha sido una trayectoria llena de momentos importantes, de cuajar toros en plazas de relevancia y, sobre todo, de sentirse importante en una profesión en la que, objetivamente, Raúl ha sido importante. "Si tuviera que quedarme con una lidia, esa sería la de Pamplona en el año 2006. Me sentí pleno. Aquella lidia me hizo acreedor del premio de brega del Club Taurino tafallés. Aquello me reconfortó porque parece que Pamplona es una plaza donde se mira más la fiesta, el jolgorio, y que apreciaran una lidia me ilusionó. Sin embargo, la tarde más bonita de mi vida fue con El Juli, hace dos temporadas, en el Coso de la Merced de Huelva. Me trataron tanto él como Roberto Domínguez y el resto de la cuadrilla de forma impresionante. Además, banderilleé un toro muy bien y lo lidié también a gusto”. Habla Raúl también de la diferencia entre el antes y el después en la profesión argéntea: "Antes había rivalidad pero no había tanta profesionalidad. Ahora cualquier chaval que empieza tiene profesionalidad porque viene cuajado de la Escuela”.
El toreo de plata se siente orgulloso de la carrera de un onubense que ayer hizo el gesto de torería más importante con su carrera: ser leal consigo mismo, aun sabiendo que podía seguir en el sistema, pero que podría engañarse así mismo. No lo fue Raúl, y a través del dolor, está consiguiendo la gloria de unos compañeros que reconocen que ha sido grande. "Yo lo único que pido y por lo que lucharé hasta que me vaya de este mundo es por la unión entre aficionados y profesionales. Una unión que se base en el respeto máximo al toro, que exista integridad desde el principio hasta el final dentro fuera de la plaza. Ese es mi único deseo. Quiero agradecer desde aquí a todos los toreros que han contado conmigo, a todos los compañeros. Sólo siento orgullo y satisfacción por ellos”.

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