Fenotipo / Tercio anterior
En la cabeza encontramos las defensas fundamentales del toro, las astas o pitones. Estos nacen a la derecha e izquierda en las clavijas del hueso frontal. Al espacio entre ambos se le denomina cuna.
A la frente se le conoce como testuz, detrás de la nuca está el agujero occipital, único sitio por donde se puede llegar al bulbo raquídeo. con el estoque para descabellar o con la puntilla, para producir la muerte instantánea del toro.
Bajo la frente está el hocico. en donde identificamos los belfos o labios, los ollares o cavidades nasales. También los ojos, las orejas y las quijadas o cachetes.
En el toro de lidia, la cabeza deberá ser más bien pequeña y fina, proporcionada con el resto del cuerpo del toro.
El cuello une la cabeza al tronco. En el podemos identificar el morrillo, la parte superior. Este debe ser fuerte, grande, pues ello es reflejo de poderío.
En la zona inferior está la badana, es un pliegue de la piel. El cuello muy corto le impide movilidad al mismo, así que a los toros con esta característica les es más difícil poder humillar. Sin embargo, los toros con el cuello demasiado largo normalmente tienen demasiado suelta la cabeza. Por eso el cuello debe ser proporcionado a la estructura fenotípica del toro.
En las extremidades anteriores localizamos, en su parte inferior, brazuelo, caña, menudillo, cuartilla, corona y pezuña, parte, de suma importancia en el desarrollo del toro en la lidia y que deben ser fortalecidas al máximo para poder sostener su peso además de darle la movilidad y la agilidad suficientes, a base de una buena alimentación, dosificada proporcionalmente durante el desarrollo y la crianza.
El ejercicio, en la medida que las extensiones de las dehesas lo permitan, mantendrá en buenas condiciones esas extremidades, para que el toro esté dotado de la preparación necesaria con miras a la lidia. Por ello se acostumbra poner el agua y el alimento lo más distantes entre sí, pues así los toros realizan un esfuerzo cotidiano y eso los fortalece.
La parte superior, comprendida por la espalda, los hombros y la cruz, determina la locomoción de la res. A los toros con la cruz muy desarrollada se les conoce como altos de agujas. Si no sucede así, son bajos de agujas. A esa parte, por donde deben de entrar las buenas estocadas, se le conoce también como blandos, péndolas o yema. Y el grado de verticalidad de la espalda el relación con el brazuelo marca la capacidad de poder del toro para empujar.
Tercio medio
En el tercio medio encontramos lomo, vientre, costillares, bragadura e ijares.
En el toro de lidia, preferentemente, el lomo debe ser recto, amplio y musculoso, porque es fundamental y complementario en la locomoción del animal, y ello favorece una mayor movilidad y permite al toro acometer con energía y poder al sostenerse y recargar con fuerza sobre los riñones.
Tercio posterior
El ganado de lidia no suele desarrollar mucho la zona del posterior, pues la mayor parte de su fortaleza el toro la concentra en las extremidades anteriores, el cuello y el lomo. Sin embargo, al ser la parte que sostiene y equilibra debe ser muy fuerte.
La armonía de movimiento del toro depende en gran medida del posterior, pues esa parte impulsa hacia adelante así que la grupa debe ser recta y amplia.
También encontramos en ese tercio los órganos reproductores del macho y la hembra. Cuando el toro llega a la edad adulta, los testículos se desprenden y bajan, envueltos en el escroto, de forma que son perfectamente visibles y con la ranura que los separa muy marcada.
La cola nace en la continuación de los huesillos donde termina la columna y deberá ser fina, larga, y sobrepasando los corvejones, además de sobre poblada en su parte final, el rabo.
Dentro de la descripción fenotípica de los toros atrae mucho la coloración de su piel y pelo o pintas. De ellas se hablará en detalle un poco más adelante. Asimismo, se hará lo propio con la cornamenta de las reses de lidia.
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