viernes, 29 de enero de 2016

.Los encastes determinan la aparición de determinados colores

Del pelaje del ganado de Lidia

La frecuencia de aparición de determinados colores en el pelaje de los toros de Lidia se describe como ligada a las castas de origen. Así, encontramos que para las diferentes castas se señalan colores más frecuentes en sus ejemplares, como es el caso de:
  • En la casta Vazqueña gran variedad de pelajes jaboneros cárdenos, colorados, castaños, ensabanados, berrendos, negros y sardos.
  • Para la casta Jijona muchos ejemplares de pelo colorado, de ahí que toros de este pelaje se denominan jijones.
  • La casta Cabrera se liga con la presencia asidua de negros, cárdenos colorados y jaboneros.
  • En la casta Navarra el pelaje más común va hacia los de color castaño, retinto, colorado y negro.
  • La capa negra, cárdena y colorados melocotón se señalan para la casta Vista Hermosa.
  • En la casta Morucha los negros listón y bragados.
En Encastes Taurinos, Jesús González describe el encaste Murube, con una modalidad de descripción muy didáctica: “predomina negro zaino y negro mulato, y excepcionalmente pueden darse castaños o tostados.
 Con particularidades como bragado (mancha blanca en el vientre y zona de la bragada), meano (mancha blanca en áreas del prepucio), listón (franja estrecha a lo largo de la espina dorsal con un color distinto al resto de la capa) y más raramente chorreado (bandas verticales que caen desde la espina dorsal a los planos ventrales y pueden ser más claros o más oscuros que el color base).
La Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense lleva a cabo estudios genéticos utilizando muestras de pelo del ganado de Lidia que permiten identificar el encaste de origen a través del ADN. 
Su importancia radica en orientar el manejo de las ganaderías, por ejemplo para ganaderos que poseen mezcladas varias líneas y quieran potenciar una sobre las otras, así como en realizar apareamientos evitando en lo posible la endogamia.
 De esta forma se coopera con la comunidad taurina en la conservación de determinadas líneas genéticas o encastes, de vital importancia en el futuro de este tipo de explotación ya que el universo de esta población animal es muy reducido y se corre el riesgo de la desaparición de determinados encastes.
Un caso excepcional
Los pelajes son de importancia para identificar los cornúpetas. Más: en algunos ejemplares se tornan emblemáticos para reconocerlos y recordarlos. 
Un ejemplo es el toro blanco lidiado en Madrid por Antoñete, el 15 de mayo de 1966, de la ganadería de Osborne.
La corrida quedó expuesta en la Venta del Batán y, en aquella ocasión, un ejemplar creó gran expectación por su lámina; los asistentes lo denominaron el toro blanco, y así quedó para la historia. Así lo refieren cuando lo citan participantes de una tertulia o cronistas, motivados por la histórica faena que le hizo Antoñete y que, por cierto, lo llevó a rencontrarse con la senda del triunfo.
Atrevido, realmente era ensabanado, alunarado, caricárdeno, coletero, rabicano y botinero, de hechuras netamente Vazqueñas.

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