lunes, 25 de abril de 2016

Deslucida corrida concurso en Zaragoza

La corrida concurso de Zaragoza, con una excelente organización el ruedo, careció de lo más importante: de bravura y de casta. De hecho, ninguna de las ganaderías que concurrieron fueron acreedoras al premio correspondiente. El mejor librao de la terna fue Manuel Escribano, que le cortó una oreja al toro de Alcurrucén; Rafaelillo y Paulita cumplieron dignamente.

ZARAGOZA. Corrida Concurso, de muy buena organización en el ruedo. Algo más de media plaza. Toros de Fermín Bohórquez, Cuadri, Alcurrucén, Adolfo Martín, Fuente Ymbro, y Los Maños, ninguno de ellos merecedor de premio. Rafael Rubio “Rafaelillo” (de azul noche y oro), ovación y silencio. Luis A. Gaspar “Paulita” (de rosa y oro), palmas y palmas. Manuel Escribano (de verde botella y oro), oreja y ovación.
Al finalizar el festejo, se dieron a conocer los premios del festejo: mejor subalterno, Iván García por su lidia en el 2º; mejor picador, Juan José Esquivel, por su actuación con el 4º y mejor toro, desierto.
El voluminoso toro de Bohórquez que abrió la corrida no se entregó en el caballo, aunque entró tres veces. Al último tercio llegó sin recorrido ni humillación. “Rafaelillo” cumplió muy holgadamente, con buen oficio.
El imponente toro de Cuadri, lidiado como 2º, cumplió sin entrega ante el caballo y se partió una mano al inicio de la faena de muleta. “Paulita” tuvo que limitarse a prepararlo para la muerte.
En tercer lugar salió un toro de Alcurrucén, de mal juego ante el caballo, luego resultó noble pero venido a menos, saliendo siempre con la cara alta. Manuel Escribano lo entendió muy bien y consiguió hacerse con él. Mató por arriba.
El toro de Adolfo Martín, que hizo 4º, tuvo una lucida pelea ante el caballo, al que entró por cuatro veces, pero ahí se acabó: a la muleta llegó ya muy parado, para enseguida rajarse. No dio opción alguna a “Rafaelillo”.
Fuente Ymbro mandó a Zaragoza un toro grandullón, destartalado y completamente fuera de tipo. Este 5º cumplió a secas en varas, para que se vino abajo ante la muleta. Tan sólo le permitió a “Paulita” lucirse en una primera serie de muletazos.
Cerró la tarde un toro demasiado anovillado de “Los Maños” –que en una plaza de primera nunca debió ser aprobado--, que desmerecía mucho con respecto a los que le habían precedido. Fue alegre en la suerte de varas, pero luego, aunque sin peligro, careció de celo, siempre sin humillar y buscando tablas. Mientras duró, Manuel Escribano estuvo muy por encima de las condiciones de su oponente.

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