¡¡Que manera de embestir !!!!
La tarde quedará para la historia, con el colofón del indulto, unánime.
A Escribano le dieron las dos orejas simbólicas.
Mala suerte la de Morenito de Aranda.
Cobradiezmos embistió en el capote, embistió en el caballo, embistió y embistió y embistió y embistió en la muleta, embistió detrás de los bueyes, estará embistiendo en los corrales a esta hora y que preparen un camión grande porque seguro que irá embistiendo de camino a Extremadura. Y cómo.
Con el hocico por el suelo, desde dos metros antes del embroque y hasta donde fueron capaces de llevarle. Una y otra vez, empujando sin parar. Es complicado estar a la altura contándolo, imaginad delante de él. Escribano tuvo la capacidad de no pegar un petardo, que hubiera sido muy fácil. Lo enganchó delante y lo llevó largo, hasta donde pudo. Puso todo de su parte desde la portagayola y le aguantó la embestida, que ya es mucho. La petición de indulto fue unánime y la ovación al volver a toriles espectacular. Para Manuel Escribano las dos orejas. Y no la quería torear...
Lo único que hay que reprocharle a Cobradiezmos es que eclipsó el toreo de Ureña, que fue del caro, ante un toro bueno. Se coloca siempre para torear, y lo hace. Lúcido desde el inicio, que fue de dos con la pierna flexionada por abajo y otros dos erguido, relajado, templadísmo. La segunda tanda, también por la derecha fue otra vez de nivel y gusto. Fue menos buena la tercera hasta que crujió la plaza en uno con la mano bajísima. Entonces llegó un momento de menos entendimiento, con el toro más parado y el torero más cerca. Volvió el nivel arriba en un natural, cuatro derechazos, aguantando un frenazo, y el de pecho. También en los ayudados para colocarlo. La estocada cayó desprendida pero no evitó el premio: dos orejas al toreo caro.
El resto de la corrida navegó en un nivel muy inferior. El primero de la tarde pareció haber pastado con los jandillas de ayer. Estuvo aseado Escribano en una faena larga, escuchando incluso el aviso antes de cuadrarlo. Lo mató mal.
Morenito de Aranda tuvo la mala suerte de ser el convidado de piedra de una tarde histórica. Y no por ganas, por lote. El segundo fue tardo y con poca transmisión que brindó a Antonio Ferrera. Se puso mucho tiempo, pero al toro le faltó recorrido. El quinto fue brusco, sin calidad, no le dio ninguna opción. Sufrió una voltereta.
El que cerró la corrida fue amargo como el Bitter Kas. No por comportamiento, muy soso, sin pasar, si no por no darle a Ureña ninguna opción de salir por la Puerta del Príncipe. También hubo susto, y también sin consecuencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario