jueves, 18 de agosto de 2016

FORTES TOREA HONDO



 
La salida del sexto toro, suave y franco,  y al que recibió Saúl Jiménez Fortes con unos lances enjundiosos, idénticos a los que dio hace años en esta misma plaza cuando era novillero. Aquel no fue sino el bello preludio de una faena colosal, basada en un toreo muy puro y muy rítmico, de cintura cimbreante, de hondura y sentimiento, a veces con una dormidera casi irreal, con su cuerpo abandonado mientras la muleta barría el albero a ralentí. Por naturales y redondos, en trincherillas y cambios de mano, Fortes soñó un toreo de una hermosura descomunal, y tras estocada y descabello, le premiaron con una indecente oreja que debió rechazar, pues era aquel un premio ridículo tras la monumental obra de arte ejecutada.
La presidenta se destapó como una lamentable aficionada, pues igualó los afanosos trasteos de Adame con la enorme faena de Fortes. Y además, demostró ser una persona sin sensibilidad ni conciencia,  por negarle la tan cabalmente ganada Puerta Grande a un torero que, tan sólo hace un año, estuvo dos veces al borde de la muerte.
Se durmió toreando a la verónica Fortes con el sexto, abrió sus muñecas para lancear con gran gusto y despaciosidad al octavo de la tarde.. Lo que había evidenciado el de Torrealta en los capotes lo mantuvo en la muleta de un templadisimo Fortes, muletazos al ralentí, llevándose al toro siempre toreado. 
El animal embestía gateando, casi al paso, lo que dejó a Fortes romperse en muletazos que duraron media hora. Compuso la figura, se llevó al animal detrás de la cadera, ¡que forma de torear!. 
Se olvidó del cuerpo, toreó para él en una faena de paladares exquisitos, de toreo al ralentí, citando siempre de frente, dándole el pecho al toro, con una pureza enorme. 
Dibujó su faena soñada, esa que le debía el toreo, hoy Fortes encandiló a su plaza, hoy el malagueño trenzó una faena de campanillas. Se tiró a morir entre los pitones del animal para cobrar una estocada, el toro se aguantó y tuvo que descabellar. 
Oreja de ley para un torero que se había ganado la puerta grande.

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