lunes, 17 de octubre de 2016

Chamaco y Barcelona. 60 años de historia

En el sesenta aniversario de la alternativa de Antonio Borrero "Chamaco". 
Fue, no podía ser en otro lugar, en la Monumental de Barcelona, la plaza, la ciudad que lo hicieron suyo desde que, dos años antes,  y llegó para quedarse para siempre en su corazón. Hasta veintisiete tardes toreó Chamaco en la plaza de Don Pedro Balaña Espinós, siempre llena, en su primer año como novillero.
 Bastaba anunciar, a tiza y en pizarra, Chamaco y dos más y a las horas se acababa el papel.
Chamaco fue el torero del pueblo y, también, el de una burguesía catalana que gustaba de invitarlo a sus salones y sólo el futbolista Kubala podía discutirle el fervor popular.
 En Canaletas, se hablaba, a gritos si falta hacía, de fútbol y toros, de Kubala y Chamaco y por Canaletas pasaba  el gentío las tardes de triunfo del torero (que fueron muchas) con Chamaco a hombros desde la Monumental al Hotel Comercio, al final de las Ramblas.

La historia taurina de Cataluña se fija en un primer festejo en 1387, en la Plaza del Rey de Barcelona. La historia taurina de Barcelona en el toreo moderno, la que habla de tres plazas, glorías y tragedias, se alza, junto a grandes nombres y toreros imprescindibles en la Tauromaquia, sobre tres pilares, al menos desde antes de la mitad del siglo pasado: Manolete, Chamaco y José Tomás.
Por eso hoy, en la sede de la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña, se presentará el libro "Chamaco, un heterodoxo sin causa", de Antonio González, autor de la  fundamental "Bous, toros i braus. Una tauromaquia catalana".
Para  conmemorar aquel 14 de octubre de 1956, en que Litir, con Antonio Ordóñez como testigo, ejerció de padrino de su alternativa y, también, para testimoniar que aquí seguimos.
Resultado de imagen de "Chamaco, un heterodoxo sin causa"Justo en los días en que parece inminente el fallo del Tribunal Constitucional sobre la prohibición taurina catalana, recordar a Chamaco no es un ejercicio de nostalgia, sino, al contrario, de memoria y reivindicación que habla de una Cataluña taurina en distintos lugares de su geografía, de una Cataluña en la que nacieron toreros, desde el pionero Pere Aixelá "Peroy" (de Torredembarra) a los actuales Serafín Marín (de Montcada y Reixach) o el novillero Abel Robles (de Olot), pasando por Joaquín Bernadó (de Santa Coloma de Gramanet) a quien el astuto Balañá convirtió en rival de Chamaco.
Cuando el Tribunal Constitucional sentencie y lo haga (si lo hace) en contra de una prohibición que fue en sí misma una perversión democrática, abrirá el camino legal para que el toreo vuelva a una Monumental que, silenciosa pero acompañada en su soledad, ha resistido, orgullosa de su historia,  todo este tiempo de ignominia.
Ojalá no haya sido en vano.
Paco March 

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