1926.- La pretendida competencia entre Manolito El Litri y El Niño de la Palma la aborta casi antes de empezar el guadalest “Extremeño” sacando a Litri de este mundo en la primera corrida de toros del año. Antes habían caído Joselito, Varelito y Granero. Y mientras toma cada vez más cuerpo la modificación de la suerte de varas, Belmonte cubre la segunda temporada del trienio de su reaparición.
1946.- El reloj del toreo lleva años señalando la hora de Manolete, lanzado desde la cúspide de su fama a la conquista de México –donde inaugurará el Monumental coso de Insurgentes–, además de otras tierras de la América taurina. En esta temporada, sólo toreará una tarde –corrida de Beneficencia en Madrid–, y gratis, en España.
1956.- La conmoción novilleril de Antonio Borrero, Chamaco, se doctora en octubre en Barcelona, su plaza madrina; mientras, en los antípodas del reino del arte, Antonio Ordóñez conmueve con los destellos de seda de su clasicismo, acompañando a César Girón en el liderato de un escalafón que cuenta entre otros ases a Gregorio Sánchez y Antoñete.
1966.- La hegemonía de la Fiesta tiene un nombre: ¡¡El Cordobés!!, que se queda ese invierno sin ir a América a causa de la operación del bíceps de su brazo derecho. Diestro discutido y mandón indiscutible, mantiene su puesto de torero de época en competencia con figuras como El Viti, Camino, Puerta, Ordóñez, Palomo, etc., etc.
1976.- Época de interregno. Hay buenos toreros, como Paquirri, Manzanares, Curro Vázquez, Dámaso González, Paco Alcalde, entre otros, pero, entre el cansancio y desgaste de los de la década anterior y ciertas limitaciones de los que vienen llegando, ninguno saca al toreo de su cauce remolón y acomodaticio; aunque el toro, al socaire del guarismo, no deja de crecer.
1986.- Espartaco y Joselito en la de matadores y Litri y Rafi Camino en la de novilleros, ocupan la pole de sus respectivas parrillas de salida para la temporada venidera. Entre tanto, Paco Ojeda le ha dado una vuelta de tuerca a la tauromaquia con su “toreo de ochos”, su forma de adueñarse del terreno del toro y su capacidad para exprimir la bravura al punto de esclavizar su sumisión. Y con el sol de abril, emite su primer programa el espacio “Tendido Cero”.
1996.- Señaladas efemérides de Joselito y Ponce en Madrid –el primero en su histórica encerrona del 2 de mayo y el segundo con su emocionante faena al valdefresno “Lironcito”–, en un año donde Jesulín toreó 40 corridas menos que su imbatido records de 161 de la temporada anterior. Ésta vio doctorarse a Cristina Sánchez y confirmar la alternativa a un mozo de Galapagar llamado a ocupar un sitio en lo más alto del toreo de todos los tiempos: José Tomás.
2006.- Los nombres se nos hacen cercanos. Y es Castella el que se consagra ese año, mientras El Fandi se erige como “rey de los números” liderando un escalafón al que llaman a la puerta Perera, Manzanares hijo, Tejela y Alejandro Talavante. El Juli, tras su particular y dura batalla con empresas, crítica y otros imponderables, continúa situado en la cima. Entretanto, la magia de Morante –recuperado de su enfermedad– va forjando su mito.
2016.- Lo que es mosto reciente aún no es solera. Con permiso del victorino “Cobradiezmos”, tan sólo daré un nombre con los ojos puestos en el futuro: Andrés Roca Rey, que, al tiempo de escribir estas líneas, reanuda en América la concatenación de éxitos que interrumpieron aquí en España los percances de Málaga y Palencia. Veremos lo que nos depara el porvenir.
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