Cuando la hoja del calendario se ha caído ya precipitadamente de nuestra memoria, convendría no olvidar. El año ha desprendido violencia de metralla y una muerte que oscurece como una sombra alargada todo el paisaje: la tragedia de Víctor Barrio en Teruel crujió aquel 9 de julio y la temporada por la mitad. Un silencio irreconocible se abatió sobre Pamplona en la tarde siguiente.
Un minuto que se extendió por todas las plazas de España como una onda expansiva de tristeza. Sepúlveda enlutada se estremeció bajo las pisadas firmes y las lágrimas trémulas de los toreros que mecían sobre sus hombros el ataúd del compañero caído.
El bombardeo inmisericorde de las cobardes redes insociales, los espumarajos de los antitaurinos contra la familia de Víctor, Raquel vapuleada, su memoria pisoteada, liberó la conciencia dormida y encadenada del toreo. Saltaron por los aires las rejas de la prisión en la que el pelotón de fusilamiento de la izquierda ignorante y acomplejada, el animalismo exterminador y el nacionalismo cainita pretende fusilar la Tauromaquia y todo lo que representa. Y se emprendió una reconquista orgullosa de los territorios perdidos. La Fundación Toro de Lidia se convirtió en ariete de la acciones judiciales imprescindibles y se dotó de sentido.
El 4 de septiembre Valladolid se convirtió en la plaza de todas las Españas. Una tarde mágica que se desbordó de emociones y de cuyos resultados aún ha de informarse con ese carácter de fundación transparente al que aspira la FTL. No sólo el drama de Víctor Barrio resquebrajó 2016 como si de un barco viejo se tratase. El 25 de junio en Alicante explotaron las arterias de Manuel Escribano. Todavía no ha vuelto a vestirse de luces. Regresó Rafael Serna de una cornada similar. Del año de Escribano se recuerda a Cobradiezmos y no lo bien que estuvo Escribano con Cobradiezmos, el sitio y el paso perdido que le dio a aquella emotiva bravura humillada que repetía incesante en los vuelos sin abandonarlos. De la temporada de Serna se reseña su sangre derramada y no su toreo sobre la arena de Las Ventas.
Convendría no olvidar precipitadamente. Al menos antes de que caiga la hoja del calendario, no nos sumerjamos en los eternos debates taurinos -las trampas y el cartón del toreo y el toro modernos- que desde Gallito y Belmonte se actualizan con la frecuencia de un antivirus infectándolo todo. Que ya habrá tiempo para que las hordas antis nos digan que somos una gran mentira.
Por ZABALA DE LA SERNA http://www.elmundo.es/
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