Con una corrida muy interesante de Dolores Aguirre, que interesante no quiere decir fácil, se abordó la segunda jornada torista, con dos toros --incluso 3-- con buen son, pero con una de las entradas más flojas del abono.
Con ella brilló especialmente Gómez del Pilar, que entendió bien a su primero, pero luego su segundo se rajó pronto y no le permitió redondear la tarde.
Con su buen oficio de siempre "Rafaelillo" y cumplió dignamente Alberto Lamelas.
Interesante regreso de los toros de doña Dolores a Las Ventas. Una corrida seria bajo cualquier parámetro que se analice, que se ganó el billete de vuelta. Y una actuación con importancia del madrileño Gómez del Pilar, desproporcionada para su poco rodaje, pero abre un camino de esperanzas.
Y un toque de atención: la segunda función torista reunió una de las peores entradas del abono. ¿Con que fuerza se le va a pedir luego a los empresarios que abran los carteles a la diversidad encastes? Para colmo, el rum rum durante todo el día era que la corrida presentada para este martes por Victorino Martín tiene muchos problemas en el reconocimiento; cuando se abandonaba Las Ventas aún no estaba claro que ocurrirá con el examen definitivo en los corrales previo al sorteo y el enchiqueramiento.
Pero volvamos al tajo, los aguirre no aburrieron a nadie. Hubo de todo, desde el que se te subía a la hombrera hasta que el que arrastraba el morro por el suelo. En sus líneas general, cumplieron holgadamente en el caballo, con toros especialmente bravos, aunque no siempre la suerte se planteó bien. A toros tan abantos como lo que viene de Atanasio, suele ser un error ponerlos de primeras a mucha distancia: lo usual es que se vayan sueltos y rehúsen. Pero todos empujaron con los riñones y alguno hasta derribó, mitad por energías propias, mitad porque había cogido al caballo por los cuartos delanteros.
Para el torero resultó excelente, por su nobleza, por el ritmo de sus acometidas y por la emoción transmitía el 3º, “Burgalito” de nombre; justamente muy ovacionado en el arrastre. Aunque con menos duración en el último tercio, tuvieron buenos comienzos el 5º y sobre todo el 6º, aunque ambos antes de la cuarta serie ya habían dimitido. Duro como el pedernal el lote de “Rafaelillo” y muy desigual de comportamiento el que hizo 2º.
Volvía a Madrid un poco entre dos aguas Gómez del Pilar. Se le cantó mucho su indulto a un victorino en Illescas, pero el día de la confirmación, también con los de la A coronada, las cosas no rodaron bien. Hoy ha dado una dimensión importante. Desde luego de valor, que no debe ser fácil aguantar en la puerta de toriles con el que cerró plaza tanto minutos interminables. Pero también de técnica. Y, por qué no reconocerlo, de buen gusto. A “Burgalito” lo entendió desde los lances de recibo, de excelente factura. Con la muleta supo correr la mano templadamente y por abajo; en la medida justa, además, para dejar que su enemigo se repusiera entre serie y serie. Una faena compacta y reunida, casi toda ella sobre la mano derecha, que el pitón izquierdo tenía otro cante. Trasteo largo, tanto que antes de perfilarse con la espada ya había sonado un aviso, para una estocada entera arriba. Sin voces discrepantes, paseó una oreja. Tal como había encarrilado su faena, si el 6º --de buena condición-- no se raja tan pronto, el triunfo podría haber sido mayor. A lo mejor, le faltó al toero ese punto de oficio para que ese “Clavijero” hubiera durado algo más, lo necesario para redondear su trasteo.
“Rafaelillo” ha vuelto a acreditar que es todo un seguro frente a las corridas duras y complicadas. Este lunes disfrutó del peor lote. Pero a nadie le “tenía” en un ay; sabía transmitir la seguridad de su buen oficio. Sin lucimiento artístico, para el que no había lugar, pero siempre muy toreramente.
Por su parte, muy molestado por las rachas de viento, poco alcance tuvo la actuación de Alberto Lamelas en su primer turno; mejoró frente al 5º, al que recetó tres series sobre la mano derecha muy estimables, las únicas que tuvo este aguirre.Madrid, lunes 5 de junio de 2017. Feria de San Isidro.
Toros de Dolores Aguirre. Bien presentados, variados de hechuras, de juego variado. Tres de mejor condición aunque exigentes y encastados: 3º -el de mejor nota-, el 5º y el 6º. Los otros tres, complicados y desarrollando peligro, especialmente 1º y 4º. Rafaelillo, silencio en ambos; Alberto Lamelas, silencio y ovación con saludos tras aviso; y Gómez del Pilar, oreja y silencio tras aviso. Entrada: Tres cuartos. Saludó Juan Navazo tras parear al 5º.
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