Talavante, Puerta Grande del toreo bueno

FERIA DEL PILAR.

Por la puerta grande, como un ídolo de esta plaza, así salió en hombros Alejandro Talavante después de una lección del buen toreo, del toreo ajustado a las normas clásicas, sin estridencias, ni concesiones baratas y efectistas, como la faena al quinto, un toro de Cuvillo, tan exigente como el resto de la corrida, al que administró las dosis justas en los naturales con reposo y luego en un torrente de redondos sublimes, para finalizar con el toreo de frente y las trincheras de cartel. Una estocada arriba y las dos orejas para distinguir lo que es torear de lo que es pegar pases.

En su primer toro hubo una oreja pero esta vez, excepto una tanda excelsa sobre la mano izquierda, lo demás corrió a cargo de intermitencias sin grandeza, aunque de irreprochable gusto.

 Y digo lo de la diferencia entre torear y pegar pases porque esto fue lo que hizo Roca Rey con su lote, sin desmerecer el arrojo del torero peruano y un grandioso quite por gaoneras en su primer toro, ejecutadas con verticalidad y en el espacio de una baldosa sin enmendarse un milímetro.

Con la muleta recurrió a los pases cambiados y arrucinas para defender del picante y la tralla de su lote, con intercalados derechazos y naturales desperdigados. Dos estoconazos le valieron una oreja en cada toro, muy barata la del sexto.

Castella templó la embestida del gran toro que abrió plaza, con un pitón derecho excelso, pero el conjunto se pasó de rosca y resultó repetitivo. Una orejita y gracias. En el cuarto estuvo espeso ante otro buen toro, que se toreó el solito.
Zaragoza. Viernes 13 de octubre de 2017. Feria del Pilar. Toros de Núñez del Cuvillo, bien presentados en líneas generales. Encastados todo ellos, siendo el cuarto el más deslucido y bravo el quinto, un gran toro. Sebastián Castella, oreja tras aviso y ovación; Alejandro Talavante, oreja y petición de la segunda y dos orejas tras aviso; Andrés Roca Rey, oreja y oreja. Entrada: Lleno con "No hay billetes"