lunes, 5 de julio de 2021

Zambombazo de Emilio de Justo en Madrid

  Tremenda corrida de Victoriano del Río, con "Duende", un gran toro.


El mano a mano programado en la llamada Corrida de la Cultura ha sido en realidad un monólogo de Emilio de Justo que se ha crecido para que todo le fuera saliendo de acuerdo a su concepción del toreo, siempre sobre la base de una gran pureza en la interpretación de las suertes y sin darse una sola ventaja. Ha tenido de su parte un lote para saciar su hambre de triunfo en Madrid. ¡Y de que manera los ha conseguido!

Se plantó con firmeza ante su primero, que embestía con la carita arriba pero al que De Justro fue encontrando la distancia y el temple. Entendió que el pitón bueno era el izquierdo y cuajó la suerte al natural siempre cruzado, rematando a la cadera y en algún momento hasta se permitió algún momento exquisito, totalmente relajado. Con una oreja, a pesar de la estocada caída, comenzó la cosecha de trofeos, que aumentaría con las dos orejas del gran Duende un toro excepcional para la muleta.


No estaba a la altura del toro en los derechazos excesivamente forzado y veloz pero supo corregir a tiempo cuando se echó la muleta a la mano izquierda e inició un recital por naturales, llegando al culmen cuando se relajó para una sinfonía de virtuoso. Con el público entregado dejó un espadazo letal. Ya era el amo de la tarde Pero quedaba lo mejor ante el impresionante sexto de la tarde, un toro de inmenso trapío pero sin malas "ideas". De Justo lo entendió y sin violentar al animal llegó al cénit de su tarde en lps redondos y los naturales. Esta vez abundó la exquisitez sobre la cantidad. Lo bueno y caro en su justa medida. Con las dos orejas casi en el esportón necesitó de tres descabellos y no pudo pasear los trofeos. Pero había dado un zambombazo en Madrid, en la mejor tarde de su carrera


La otra cara de la moneda fue la de Antonio Ferrera que llegó a torear en baja forma física habiendo padecido alta fiebre el día anterior. Y se le notó. Quiso una extravagancia al ordenar que se picara su primer toro en los medios para aprovechar la querencia. Esta vulneración del reglamento no le sirvIó para otra cosa que echarse encima a gran parte del público. Luego no pudo con la embestida encastada del toro y ofreció su peor versión, la de un Ferrera a toda velocidad. Se entonó ante la embestida dócil del tercero y a veces recordó al Ferrera de Sevilla o de su gran tarde en Madrid, muy relajado, con reposo en los muletazos especialmente por el pitón derecho pero un horrendo bajonazo lo arruinó todo. El quinto toro se quedaba a cortito y Ferrera, sin confiarse, muy a la defensiva, tiró la toalla.

Plaza de Madrid. Asistencia importante de público por encima aparentemente de los 6.000 espectadores del aforo autorizado

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