martes, 26 de octubre de 2021

Cuando el toreo pierde su sentido

 



La supervivencia del toreo, integrado en la sociedad del siglo XXI, depende de su capacidad para emocionar. Igual da sea en una plaza de primera como de tercera. Si no ¿cómo podrían los nuevos públicos seguir siendo testigos de la conmoción de las grandes tardes? El toreo pierde su sentido si se torean impresentables toros cercenados y desmochados que parecen alejar cualquier atisbo de acabar con el manido fraude. Un engaño y una falta de respeto para el aficionado.  

De nada vale que la excelencia proveniente de los que lo lidian, el valor y el arte, e incluso el dominio de las dificultades que plantean complicadas embestidas, se queden en insatisfactoria sesión de unas tauromaquias que, aunque con cualidades y calidades de personalísimos conceptos, les minimiza el riego y le resta altura.

La retransmisión de Canal Sur TV desde la localidad onubense de Niebla, de la corrida de toros allí celebrada el pasado sábado, volvió a producir nuevo desencanto. Tiene su miga difundir la apoteosis de lo absurdo. Y, además, aderezado por el positivismo de comentarios pocos objetivos que, a la postre, resultan engañosos.


No es entendible como la Junta de Andalucía, y la televisión pública andaluza, no selecciona el espectáculo que se ha de difundir a millones de espectadores. Aunque este se celebre en una plaza de pueblo.

Sin embargo, los televidentes de Telemadrid, el mismo día y a la misma hora y también desde una plaza de tercera, pudieron admirar la presentación e integridad de unos toros que mostraron en el ruedo la emoción que inspira al respeto. Sucedió en la final de la “Copa Chenel” celebrada en la localidad madrileña de Cadalso de los Vidrios.

A la Fiesta, ahora más que nunca, no le sienta nada bien la falta de integridad. Ni pitones desmochados. Ni corridas televisadas que producen indignación. Así se dinamita el rigor y la verdad del toreo. Sirvan esos toros para festivales o el entrenamiento en una plaza de tentadero, pero no para poner en valor a través de las cámaras de televisión lo que no tiene valor. Lo que no es serio ni riguroso.


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