Esta es la impactante historia del 'youtuber' sevillano Antonini de Jiménez, Doctor en Economía en la Universidad en Pereira (Colombia) y uno de los grandes bastiones en la defensa de la tauromaquia en las redes sociales en los últimos meses.Se llama Antonini Jiménez, es natural de Marchena (Sevilla) y es uno de los grandes fenómenos en redes sociales de los últimos tiempos en cuanto a la defensa de la tauromaquia se refiere.
Todo comenzó cuando el pasado 22 octubre participó en un coloquio en el auditorio Fray Luis Javier Uribe de la ciudad colombiana de Cali. En el citado acto en la Universidad de San Buenaventura expuso su visión del toreo y la tauromaquia en un contexto en el que se ponía sobre la mesa si debía prohibirse la tauromaquia o no. Allí expusieron sus ideas y sus opiniones tanto Alejandro Sánchez, director del movimiento antitaurino de Colombia, como el sevillano.
En ese debate hubo un apartado que se hizo viral por parte de Antonini, una intervención que caló en el aficionado taurino de una forma enorme: «El toro bravo ha nacido para la guerra, para la conquista, para la heroicidad. Nosotros nos reímos de todo esto, pero si estuviera aquí Héctor, Aquiles y todos los héroes de las tragedias griegas, esos hombres que estaban elevados y que no se quedaban escuchando solamente a Maluma y el reguetón, esos tíos que eran capaces de jugarse la vida porque ponían su destino en las copas de los cielos, donde el hombre de hoy lo único que sabe es ir al gimnasio y hacer reguetón: entonces ellos se reirían en nuestra cara de lo que nosotros hacemos», defendía Antonini de Jiménez.
«Por supuesto que no, no es que haya que prohibir las corridas de toros, lo que tenemos que prohibir es a ese hombre mansedumbre, a ese hombre cobarde, a ese hombre que ha perdido el destino de la vida, a ese hombre que ha desplazado la heroicidad por la burocracia de dame un sueldo y yo vivo tranquilo toda mi vida. A ese hombre que solo tiene como impulso ultimo sobrevivir a toda costa, ¡ese es el hombre que hay que prohibir!, y no al toro bravo», ponía en valor Antonini de Jiménez.
Ver hablar a Antonini es un soplo de aire fresco para la libertad. Dice las cosas tal como las siente: como el toro bravo, siempre va de frente y no le teme al contrario, ya que sabe que sus argumentos tienen una base sólida. No busca palabras huecas, ni las repite muchas veces para que calen en la gente: «Yo creo que las cosas hay que decirlas a la cara, y sinceramente creo que nos están diciendo. Los taurinos deberíamos aprender a defender la fiesta de los toros para que así los antitaurinos empiecen a aprender a entenderla», defendía .
Le preguntaban de dónde le viene la afición, cómo llegó el veneno de la tauromaquia a su cuerpo. Antonio ni se lo pensaba: «Yo no soy taurino de afición, sino de convicción. Para hacerme taurino de convicción tuve que irme de Sevilla y de España. Huir de todo aquello que representa la mal llamada sevillanía, para encontrarme. Tuve que verme a mí mismo desde otro ángulo. Pero no desde Paris, Londres o Nueva York, sino desde los lugares más escabrosos del planeta: Camboya, México y ahora Colombia, y desde esos planos yo he encontrado y entendido los dolores del hombre de hoy, y de ahí llego yo al toreo».A la pregunta de si la sociedad esconde la muerte y la sangre el tiene una respuesta clara y concisa: «No solo se la esconde sino que se ha convertido por esconderla en su principal obsesión. Es un problema de la sociedad en la que vivimos. Al toreo lo hace excelso el enfrentamiento del hombre consigo mismo, que es al hombre con la muerte, pero no solo con la muerte sino con el sentido de la vida. El toro representa a la bestia, la fuerza de un universo que no tiene sentido, mientras que el toreo lo hace con la belleza, la sutilidad. ¿y quién gana? Pues el hombre, ese que encarna un papel entre comillas femenino. Es decir, la belleza se impone a la bestia, a la falta de sentido».
«Pero, ¿cómo exponemos esto ante una persona que nos tome por loco?¿ Cómo podemos llegar a que nos entiendan, ya no te digo que se hagan taurinos, pero que si por lo menos lleguen a entendernos?»
«Muy fácil, aquí hace falta pedagogía, pero también mucha autocritica, tenemos que mirarnos a nosotros los taurinos, y lo que no podemos es ser muy valientes en un circulo donde sabemos que todos son como nosotros y luego cuando vamos a una comida o estamos en una reunión nos callamos, no vaya a ser que se moleste alguien. Tenemos que desempolvarnos los complejos que tenemos, ser transparentes, crear inquietud en el otro, y ahí, solo ahí tendremos la posibilidad de convencer al de enfrente».
«Yo tengo la sensación que los taurinos estamos como los cristianos allá por el siglo V después de Cristo, estamos perseguidos, por eso muchos callan, se esconden y eso no debe ser así. Nosotros tenemos la confianza de que estamos en el lado correcto, a partir de ahí lo que hay que hacer es defender nuestra postura y compartirla. Estamos obligados a elevar la conciencia de nuestro pueblo, no podemos quedarnos en nuestro reino de Taifas, porque entonces cada vez manos personas nos entenderán« finalizaba su exposición.
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