Por José Morente
(larazonincorporea.blogspot.com)
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Litri citando de largo en Sevilla (Fototeca onubense) |
Si bien es verdad que todas las necrológicas tiran a laudatorias, no lo es menos cierto que las del Litri (fallecido el pasado día 19) me han desconcertado.
Que los sectores más radicales de la afición se lamenten de la muerte del torero onubense puede pasar, pero que le lancen elogios encendidos... como torero, los descendientes ideológicos de quienes lo quisieron crucificar en su carrera taurina o lo pretendieron ningunear tiene un mucho de ironía.
Tildado de mal torero, de ejemplo de destoreo, por los aficionados conspicuos de su época torera, el Litri gozó sin embargo del fervor de un enfervorizado público. Frente a Aparicio, defendido por los aficionados de entonces, el Litri fue el verdadero ídolo de las masas.
Reconocido como muy buena persona, en eso todos si están de acuerdo, el Litri provocó un verdadero cataclismo en su época y acompañado de Julio Aparicio, consiguió que en su etapa novilleril las ferias sustituyeran las corridas de toros por novilladas.
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La feria de Valencia de 1950: Solo novilladas y Litri anunciado las 6 tardes (Todocolección) |
Pero, enfrentados a las masas, algunos críticos y los aficionados conspicuos de la época (en todas las épocas ha habido aficionados radicales aunque nunca tantos ni tan ruidosos como ahora) se posicionaron en contra de su toreo.
En la guerra contra Litri destacó un belmontista Luis Bollaín, quien le dedicó dos libros: "Litri, no; Aparicio, si" y "La tauromaquia de Miguel Baez".
En esos libros, Bollaín denunciaba el supuesto destoreo del Litri. Lo que nos plantea una pregunta de indudable interés: ¿Qué es torear?
¿Qué es torear?
Para Luis Bollaín torear es "llevar al toro prendido en el engaño del capote o de la muleta", lo que Litri, según el, no hacía.
Por contra, situándose en las antípodas de Bollaín, Gregorio Corrochano (en su "Introducción a la Tauromaquia de Joselito") sostenía que torear es todo lo que se hace con los toros. En la misma línea, Andrés Martínez de León, el genial dibujante de Coria, afirmaba que no podía desdeñarse a quien se deja rozar los alamares por el toro saliendo indemne de los embroques y transmitiendo intensa emoción a los espectadores. Que eso era lo que Litri hacía tarde tras tarde.
La emoción del Litri era una emoción trágica, nacida del alarde de valor porque un alarde de valor era ese su toreo en general y, en particular, ese "litrazo" que electrizaba a las masas.
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El litrazo. Litri citaba desde largo bien con la muleta al costado o o bien con la muleta escondida tras el cuerpo (como se ve en la imagen) |
Desde luego no es la única emoción posible. También emocionan el arte puro, creando belleza, o la capacidad de dominar a un animal como el toro mediante la inteligencia.
Pero esa era la emoción que traía Litri, quien encandilaba a base de mucho valor y muchos alardes. La misma senda que cuarenta años antes de Litri había tomado Juan Belmonte.
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El tremendismo en el toreo. Desplante de rodillas de espaldas al toro. El de arriba es Juan Belmonte. El de abajo, Miguel Baez. |
Lo de Litri no podía ser destoreo porque el destoreo no existe. Otra cosa es que su toreo se desarrollase dentro o al margen de las normas que quieren imponer los puristas.
Algo que no debería aceptarse, porque el toreo, como toda actividad artística o creativa, no puede enterrarse debajo de la losa de los dogmas, so pena de condenarlo a su decadencia y desaparición.
Litri emocionó porque se la jugaba y porque trajo a los ruedos un toreo de desplantes, cites de largo, muletazos mirando al tendido (siguiendo en eso la senda de Manolete) basado en el valor. Y, sobre todo, porque trajo el litrazo, un cite emocionante y desde muy lejos, (la tan cacareada distancia recuperado años después por Antoñete) que fue contrapunto del cite encimista, pero también muy emocionante de Manolete. Las novedades (y el litrazo lo era) sorprenden y agradan a los públicos.
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Del cite cercano, angustioso y emocionante de Manolete al cite lejano, angustioso y emocionante del Litri. Dos cites muy diferentes pero que conmocionaron a los públicos de cada época. Los públicos agradecen las innovaciones y los cambios en los modos de torear. |
Epílogo literario.
El belmontismo (Luis Bollaín como mejor ejemplo) está empeñado, desde Belmonte, en que solo se puede torear como toreaba Belmonte (Mejor dicho, como dicen o piensan que toreaba Belmonte al que han fosilizado sus partidarios). Por eso condenaron al Litri y condenarán a cualquier torero que se aparte de ese canon y esa norma.
Una barbaridad, porque el toreo, el modo de torear, va cambiando en el tiempo con los gustos del público y las propuestas de los toreros. Al cite manoletista le sucedió el cite litrista que marcó época. Otra época. La época del Litri.
El toreo va por épocas o modas. Como debe ser y será siempre.
Y no pasa nada. Más bien, todo lo contrario.
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