En el ámbito social y político el que genera un discurso más emocional gana la batalla. Los que quieren destruir la tauromaquia llevan mucho tiempo maquinando cómo hacerlo, y han sido capaces de desarrollar una dialéctica que llega a la gente, que conmueve, no porque tengan razón, sino porque está bien estructurada y es inteligente.
Las palabras son artefactos de una gran capacidad de persuasión que, una vez instaladas en la mente de las personas, tienen vida propia y generan efectos de una enorme dimensión. Hay palabras negativas que provocan rechazo, y palabras positivas que generan aceptación, independientemente del contexto. Un ejemplo de lo que se dice es el término “democrático”, cuya relevancia es tal que cualquier acción, por perversa que sea, que se realice con justificaciones “democráticas” queda automáticamente legitimada.
Por el contrario si algo, por altruista y adecuado que resulte, no se ajusta al canon “democrático” oficial queda desacreditado en origen. Posiblemente muchos de los que aceptan este paradigma ni siquiera se han parado a pensar lo que significa en rigor ese término. Así se han acuñado expresiones derivadas como “coraje democrático”, “salud democrática” o “talante democrático” en las que el sustantivo adquiere rango de legitimidad por el simple hecho de ir acompañado por ese adjetivo.
El sector taurino no ha sido capaz de reaccionar en defensa de sus legítimos intereses, y continua anclado en un inmovilismo peligroso, asistiendo pasivo a las estrategias animalistas, sin apenas capacidad de respuesta, tampoco en el ámbito del lenguaje. Para ganar la batalla es preciso ganar antes la palabra, evitando que se manipulen términos que en si tienen un significado muy concreto.
Conocer el auténtico significado del diccionario animalista permite desenmascarar su mentiras y contraargumentar con garantías de éxito.
Hoy, más que nunca, es preciso disputar a los enemigos de la Fiesta en libertad las palabras que causan comprensión y bienestar, y denunciar el empleo de términos inexactos manipulados por los animalistas.
La relación de los mismos es grande, de modo que van a proponerse sólo algunos asertos de los más flagrantes empleados por el mundo animalista en contra del toreo.
“Hay que abolir la tauromaquia”
Abolir: Derogar, dejar sin vigencia una ley, precepto, costumbre.
En realidad lo que pretenden es prohibir, si bien ésta es una palabra con connotaciones negativas, a diferencia de la primera, siempre asociada con la gloriosa “abolición de la esclavitud”
“Los toreros son unos asesinos”
Asesinato: Matar a alguien con alevosía, ensañamiento o por una recompensa.
A las personas se les puede matar o asesinar, dependiendo de la intención implícita en la acción. A los animales se les puede matar, de forma indigna, como en los mataderos industriales, o en un sacrificio ritual de refinada evolución cultural, como ocurre en las corridas de toros.
“El toreo es una actividad cruel”
Cruel: Que se deleita en hacer sufrir o se complace en los padecimientos ajenos.
El toro durante la lida no muestra ningún síntoma de padecimiento, luego no puede haber complacencia. Estudios científicos rigurosos, como los de el doctor Illera, aseguran que el toro genera beta endorfinas en gran cantidad durante la lidia, y esta hormona inhibiría el eventual padecimiento. El aficionado no acude a la plaza a contemplar sufrimiento sino arte, inspiración y liturgia.
“El toreo no es Cultura”
Cultura: Conjunto de conocimientos, símbolos, creencias, estilos de vida, tradiciones y valores de una persona o un colectivo.
La tauromaquia es una de las actividades humanas que mejor aúna todos los componentes contenidos en la rigurosa definición anterior. Puede decirse que es la bella arte más refinada y a la que aspiran las demás, por su vigor cultural, su carácter efímero, y el riesgo vital absoluto al que se someten sus intérpretes. El toreo no sólo es cultura, sino que es una de las manifestaciones culturales más elaborada y deslumbrante de cuantas existen.
“El toreo no respeta los derechos de los animales”
Derechos: Facultades y obligaciones que derivan del estado de una persona, o de sus relaciones con respecto a otras.
El derecho animal no está contrastado ni tiene reconocimiento internacional. El concepto de derecho implica tanto facultades como obligaciones y difícilmente se puede exigir obligaciones a un ser animal que no se rige por la razón.
“El toreo es explotación animal”
Explotar: Utilizar abusivamente en provecho propio el trabajo o las cualidades de otra persona.
La explotación parte del abuso, acción imposible de realizar ante un ser con la fortaleza física, la agresividad y el poder de destrucción del toro. A priori parece que es el toro quien está en una situación de evidente superioridad, si bien la inteligencia del hombre es capaz de equilibrar el combate.
“Hay que humanizar el trato que se da a los animales”
Humano: Perteneciente o relativo al hombre.
Humanizar a los animales supone despojarles de su esencia. La naturaleza animal es muy diferente a la humana por muchas razones. Imponerles un estilo de vida contrario a sus usos ancestrales es una manipulación contraria a su dignidad.
“Los toreros matan a seres inocentes”
Inocente: Libre de culpa
El sentimiento de culpa es sólo imputable a los humanos ya que implica responsabilidad por un mal causado. Como ya se ha dicho no puede hablarse de responsabilidad en un ser que se rige exclusivamente por sus instintos básicos.
“El toreo masacra a la especie”
Masacre: Matanza de personas, por lo general indefensas, producida por ataque armado o causa parecida.
Es evidente que no se puede masacrar a la especie bovina por no ser humana. Más bien al contrario, el sacrificio ritual de unos pocos miles de animales en el ruedo asegura la supervivencia de la joya genética que es el toro de lidia, y dota a sus cientos de miles de parientes (vacas, chotos, erales, utreros, etc.) de una calidad de vida envidiable.
“El toreo es una actividad perversa”
Perverso: Sumamente malo, que causa daño intencionadamente. Que corrompe las costumbres o el orden y estado habitual de las cosas.
La relación del hombre con el toro no puede ser perversa desde el momento en el que no hay maldad ni daño premeditado. Las costumbres propias del toreo no sólo no se corrompen, sino que se conservan y perfeccionan de generación en generación.
“El toreo es la tiranía del hombre contra el toro”
Tiranía: Abuso o imposición en grado extraordinario de cualquier poder, fuerza o superioridad.
El toro es superior en fuerza y por tanto la tiranía es imposible.
“El toreo es tortura”
Tortura: Grave dolor físico o psicológico infligido a una persona de forma deliberada con el fin de obtener algo de ella, especialmente una confesión o una determinada declaración.
El toro, como se ha dicho, no experimenta dolor durante la lidia, y no sufre padecimiento psíquico puesto que se siente impulsado a seguir las telas, y muestra una actitud de lucha que sólo se entiende si existiera la certeza de la victoria.
El lenguaje taurino es rico y exuberante. Más de cinco siglos de literatura han dado para decenas de miles de obras, en algunas de las cuales se recogen excelentes diccionarios taurinos, con miles de palabras capaces de definir con precisión el más nimio detalle.
El sector tiene que impedir que los destructores de la cultura taurina manipulen las palabras y las hagan suyas tras tergiversarlas. Existen recursos para lograrlo, sólo es necesario que haya también voluntad.
Por Javier Bustamante/torocultura.com/
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