José Antonio Carretero deja atrás una larga trayectoria como banderillero de la primera fila desde que decidiera cambiar el oro por la plata hace 27 años para convertirse en uno de los referentes de la profesión. El banderillero toledano actuará a las órdenes de Tomás Rufo lidiando su último toro.
Nacido en la localidad toledana de Madridejos hace 55 años, José Antonio Carretero llegó a tomar la alternativa en Madrid en la feria de San Isidro de 1986 de manos del Niño de la Capea y en presencia Ortega Cano estoqueando un ejemplar de Baltasar Ibán.
Dejaba atrás una notable trayectoria como novillero con picadores y su paso por la Escuela de Tauromaquia de Madrid en sus años de oro. En 1995, en el dilema de ser o no ser, decidió cambiar el oro por la plata hasta convertirse en un verdadero as de las filas de los subalternos y en un espejo para las generaciones más jóvenes. Han sido 26 temporadas actuando a las órdenes de toreros como Óscar Higares, Manuel Caballero, El Juli, Rafael de Paula, Cayetano, Morante de la Puebla y el que será su último matador, su paisano Tomás Rufo con el que hará el último paseíllo en la plaza de la Maestranza.
Carretero ha declarado a EFE que no siente especial emoción al llegar este momento, porque su trayectoria “ahí está”. “Con el añadido de haber llegado bien a este final con dos años de prórroga tras la operación de vértebras que sufrí hace tres años. Si acaso, solo siento agradecimiento a la vida”, agrega. “Habré sobrepasado las dos mil corridas como banderillero, algo para lo que no me costó dar el paso después de otras doscientas como matador. Cuando cambié el carnet, como decimos los toreros, no tuve ningún trauma. Al contrario, me quité con contratos suficientes y siendo consciente de que la de matador ya no era mi guerra, que así no iba a dar más de sí, pero que podía destacar de otra manera”, ha rememorado el veterano rehiletero en vísperas de vestirse de luces por última vez.
Con la suerte de no haber sufrido cornadas en su etapa de plata, solo lesiones óseas o musculares, el torero toledano se va de los ruedos considerándose “un buen profesional, sin más, que podía haber sido mejor, aunque sí que tengo la satisfacción de haber podido mandar en mi carrera, en la que ha sido siempre muy importante la ayuda de mis compañeros”.
Carretero, además, ha podido retirarse cuándo y dónde ha querido después de superar el problema vertebral que estuvo a punto de precipitar su retirada. En las últimas semanas ha podido salvar una molesta fascitis plantar que le ha tenido en dique seco algunas fechas. Llega una nueva etapa, ahora como apoderado. Siempre cerca del toro.
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