GENÉSIS E IMPLANTANCIÓN .
PEDRO CASADO MARTÍN toreteate.com
Celebrando las tradicionales fiestas en honor a Pedro Romero en la localidad malagueña de Ronda, con una corrida de toros como máximo reclamo, un espectáculo ya consolidado y que marca uno de los momentos más famosos de la temporada: la corrida goyesca. Ideada por Cayetano Ordóñez e implantada por Antonio Ordóñez para la posteridad, tras los años se ha convertido en uno de los actos sociales más importantes del sur de España, así que vamos a conocer un poco mejor su origen histórico y sus características.
La goyesca de Ronda es la más famosa de todas las que se celebran actualmente en el universo taurómaco, pero no fue pionera en este asunto, pues mucho antes de que el genial torero Antonio Ordóñez ideará su gran evento de la ciudad malagueña, en Zaragoza ya se había celebrado algo similar.
El 12 de mayo de 1927, Zaragoza organizó la primera corrida goyesca de la historia de España. El cartel del festejo estuvo compuesto por el rejoneador Simao de Veiga, el novillero Vicente Peris y los matadores Rafael “el Gallo”, Pablo Lalanda y Nicanor Villalta. La celebración de este acontecimiento se debió a que estaba cercana la conmemoración del centenario de la muerte del irrepetible pintor Francisco de Goya y toda la ciudad se volcó con ello, imitando la vestimenta típica del siglo XIX y participando activamente de la vida de la ciudad.La corrida organizada para la celebración, fue a la vez éxito y caos, pues fue tal la acogida que tuvo que se formaron largas colas para entrar al coso y se llenaron los tendidos hasta la bandera. Todo estaba perfectamente orquestado, trajes hechos para la ocasión, ganado seleccionado de la prestigiosa vacada de Vicente Martínez, el público con ganas de triunfo, pero, como en esto del toro nunca se sabe, fue una tarde que pasó sin pena ni gloria en lo estrictamente taurómaco.
Solo Nicanor Villalta pudo pasear trofeos en la tarde, pero en los tendidos, el pobre resultado artístico no frenó el entusiasmo y la diversión se prolongó hacia la salida, hasta culminar en un baile programado en la Lonja.
Después de esta pincelada sobre el origen de corridas de este tipo (antes que Ronda también hubo otras ciudades que celebraron corridas con trajes típicos “goyescos”), nos trasladamos a Ronda, ciudad en la que se implantó para la posteridad y lugar que le dio la fama mundial a este tipo de corridas que, de las temáticas, es la que ha perdurado en el tiempo y es una cita de obligatoria referencia.
Fue en el año de 1954, cuando Cayetano Ordóñez y Antonio Ordóñez, coincidiendo con la celebración del segundo centenario del nacimiento de Pedro Romero, cuando se organiza la primera corrida de toros goyesca en la localidad. Un festejo que pretendía, con el exorno, vestimenta y aparato de los tiempos de Goya, rememorar esa época ilustre en la que se forjó el toreo rondeño. La corrida tuvo lugar el 9 de septiembre con un cartel compuesto por Antonio Bienvenida, César Girón y el primer hijo del Niño de la Palma e inspirador de la iniciativa, Cayetano Ordóñez.
Tuvo carácter de concurso de ganaderías, y se lidiaron toros de Miura, Concha y Sierra, Federico Bartolomé, Pablo Romero, Buendía y Francisco Figueira. El toro que abrió plaza fue Pajarraco, de Miura, y le correspondió a Antonio Bienvenida.
Después de un paréntesis de dos años, se celebran de nuevo en 1957 y 1958, ya con Antonio Ordóñez como integrante de la terna. Es gracias al irrepetible torero, que se convierte en el alma de las corridas goyescas, y empresario de la plaza de toros de Ronda, cuando se transforma en una de las citas anuales más significativas del calendario taurino, verdadero acontecimiento social y cultural, que empezó a contar entre el tendido con algunas de las mayores celebridades del país y de fuera de nuestras fronteras.
Desde que se hiciera cargo de ella en 1957 el maestro Antonio Ordóñez, la goyesca se fue celebrando de manera ininterrumpida hasta 1963, año que no se pudo organizar por un doble motivo: obras en la Real Maestranza de Ronda y la retirada de los ruedos del torero. Estos años, se mantuvo el mismo formato que las primera organizada, es decir, en concurso de ganaderías y a Ordóñez (que solo falló en una edición) lo acompañaron toreros de la talla del casi imprescindible Antonio Bienvenida, Julio Aparicio o el inigualable Rafael de Paula, que tomó la alternativa en la goyesca de 1960.
A partir de 1964, los carteles se abren a otros toreros noveles que acompañan al felizmente reaparecido Antonio Ordóñez. A finales de 1969, anuncia la ya sí retirada definitiva de los ruedos que hace efectiva en el año 1971 en la Plaza de Toros de San Sebastián. Durante esos dos años, se celebró la goyesca pero no participó.
La sorpresa fue en el año 1972, cuando tras una preparación exhaustiva en el campo (dicen que llegó a matar más de 50 toros) y un régimen estricto que le llevó a perder peso de forma considerable, anuncia que se enfundaría de nuevo el traje de goyesco para compartir cartel, en mano a mano, con Antonio Bienvenida. La de ese año, fue una de las goyescas más recordadas de la historia, puesto que obtuvo un notable triunfo en sus tres toros y, entre las muestras de cariño y aclamación del público, regaló el sobre al que también le realizó una faena memorable.
Visto el éxito conseguido y sabiéndose capaz de hacerlo, el maestro decidió de forma extraordinaria, reaparecer puntualmente en la goyesca de su ciudad, convirtiéndose entonces la corrida en un auténtico lugar de peregrinaje de los que seguían queriendo ver la tauromaquia ordeñista.
Los toreros que lo acompañaron en estos años fueron dos principalmente, Paquirri y Paco Camino además de otros nombres como Curro Romero o Manzanares, que con el tiempo se convirtieron fijos en el cartel.
Tras no comparecer un par de años, vuelve el torero a participar en 1980 (en mano a mano con su yerno Paquirri), y que a la postre fue su última actuación (tenía pensado torear también al año siguiente, pero fue sustituido a última hora). No fue el año 1981 el mejor de su vida, ya que, motivado por la reaparición de otros compañeros de su generación, intentó realizar una pequeña temporada que no pudo cumplir y decidió, ya sí para siempre, no volver a vestirse para realizar un paseíllo.
Se dedicó a su familia por completo desde entonces y a organizar con mimo su “hija taurómaca” que sufrió unos años de ostracismo por su ausencia en los carteles. Hay que destacar, sin lugar a dudas, la celebrada en 1987, en la que Paco Ojeda se encerró seis toros de Torrestrella y cuajó a uno de los toros de forma magistral.
LA CORRIDA GOYESCA EN LA ACTUALIDAD
Con el maestro teniendo cada vez un perfil más bajo, ocurre otro hito que supondría un cambio generacional, primero en los ruedos y luego al frente de la gestión de la corrida, que marcó el futuro y actualidad de este festejo.
En 1996, Francisco Rivera Ordóñez, nieto del maestro de Ronda, actuó por primera vez como torero y solo tres años después, en 1999 sucedería a su abuelo al frente de la organización. La de 1998 fue la última organizada por Ordóñez que falleció poco tiempo después a causa de un cáncer.
Con Francisco Rivera, el festejo ha evolucionado a un acto aún más social del que ya era con su abuelo, organizándola incluso algunos años en fechas diferentes a las fiestas de la ciudad. Durante su mandato, hay que destacar el nombre de dos toreros que han hecho las delicias de los asistentes, su hermano Cayetano y Morante de la Puebla.
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