viernes, 18 de agosto de 2023

EL HÁBITAT DEL TORO BRAVO

 Por José Carlos Arévalo


La cría, conservación y muerte natural por depredación configuran un perfecto ecosistema que debiera ser considerado un paradigma ecológico mundial por su crianza extensiva, respetuosa con el medio ambiente:

  • Se cría mayoritariamente en la dehesa ibérica, ocupa una séptima parte de su superficie y contribuye mejor que ninguna otra especie o raza manejada por el hombre a la conservación de su flora y su fauna, previene la erosión del suelo y lo preserva de la desertización.
  • Como todo bovino, y a diferencia de otros herbívoros, su pastoreo equilibrado de pastizales no daña las partes más bajas de las plantas ni de sus raíces, lo que aumenta la fertilidad del suelo, al que además abona con su estiércol y al que también favorece con la germinación de ciertas plantas, tras pasar sus semillas por su aparato digestivo.
  • Por su rusticidad y pequeño tamaño aprovecha todo tipo de recursos naturales, incluida la vegetación abusiva, pues frena la invasión del matorral y protege su hábitat del incendio estival.
  • Su peligro limita el acceso a su hábitat del mayor depredador del planeta –el hombre-, convirtiéndose en guardián de un territorio a salvo de intrusos, furtivos y pirómanos.
  • Por su crianza extensiva convive en equilibrio y armonía con la flora y la fauna autóctonas, sus explotaciones son punto de parada de numerosas aves migratorias cuando hay acuíferos, y da cobijo a muchas especies silvestres en peligro de extinción.
  • Su explotación extensiva contribuye a la lucha contra el cambio climático, pues las dehesas son sumideros de CO2 y fuentes productoras de oxígeno, a la par que frena la construcción urbana en zonas donde ésta se ha generalizado.
  • La ganaderías de bravo ocupan cerca de 400 mil hectáreas y al estar muy arboladas suponen un inmenso pulmón de oxígeno.
  • La economía de la ganadería de toros de lidia se fundamenta en la comercialización del precio de la bravura, más una limitada aportación al sector cárnico basada en la carne, la de ternera –vacas desechadas en la tienta- y la del toro lidiado, ambas de altísima calidad según dictámenes de nutrólogos y de importantes chefs.  
  • La empresa agropecuaria dedicada la ganadería de bravo ha experimentado una gran transformación. En su origen formaba parte de grandes explotaciones pecuarias de bovino manso y su productividad era residual, hoy, por su estructura, facturación y personal, las ganaderías de bravo pueden ser clasificadas como pequeñas y medianas empresas.

La fiesta de toros, en todas sus tauromaquias, lidia a pie, rejoneo y festejos populares, preserva desde finales del siglo XVIII la existencia del hábitat del toro bravo, un territorio impecablemente salvaguardado, sin parangón en todo el planeta.

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