miércoles, 10 de julio de 2024

Sanfermines: Análisis de un canibalismo

 








Da envidia, y nada sana, la repercusión mediática de los encierros de
 Pamplona. Un traslado de toros, convertido en espectáculo televisivo, ha canibalizado a su patrón y a su pagador: la corrida de toros. En una búsqueda de Google, buscando las noticias de toros, todas sus páginas y enlaces llevan al encierro. La proporción de un enlace de información sobre la corrida con los del encierro es de doce a uno. Los encierros de Pamplona, después del fútbol, son el producto de fabricación nacional más difundido mediáticamente y sólo le aguanta el pulso la feria de San Isidro. Y, siendo sinceros, este año la presencia de Tana Rivera ha sido fundamental en ese mano a mano de comunicación.

La máxima responsable de este boom económico de los encierros (igual a los Sanfermines) es la implicación mediática de TVE. Sin la inversión del ente público, las fiestas de Pamplona serían otras. No deja de ser una retroalimentación de canibalismo que una televisión que da la espalda editorial e informativamente a las corridas de toros, sea la que haya puesto en valor comunicativo y económico a los encierros. Logrando el círculo perfecto: no hay que pagar nada por transmitirlos, logrando ser lideres de audiencia porque la calle es de todos y así lo decide el Ayuntamiento. La calle es de todos, pero no todos pagan esa fiesta. Una y otra vez lo diremos, guste o no guste, se nos critique o se nos agreda en redes y en el propio mundo del toro, que es peor. Los toros que salen del campo tan arruinado y escaso y los toreros que se ponen delante, son los pagan la fiesta.

‘Una corrida de toros tiene un precio de pago medio de entre 110.000 y 130.000 euros. Coste medio que sumaría más o menos entre el 25% y el 30% de los presupuestos de la feria’

Nunca y en ningún lugar quien costea y paga algo es fagocitado por el que recibe y es costeado como en los Sanfermines. Desde un clavo del vallado, pasando por el agua, pienso, pastores, dobladores, seguridad privada, corrales, sanidad, toros,.. todo lo relativo al encierro lo paga la MECA (Casa de Misericordia, empresa de la feria). Una gestión económica muy bien pensada y ejecutada, la verdad por delante. La cuestión es porqué el “sector” (sic) taurino, que pone la materia prima y el personaje (toro) sólo participa de UNA PARTE de le economía de los Sanfermines y no de TODA la economía de los mismos. Y otra cuestión, porque el toreo no se beneficia comunicativamente en absoluto, mientras que su máximo no valedor, TVE, se beneficia en exclusiva.

Una vista de pájaro de los Sanfermines nos dice, según el propio Ayuntamiento (anti taurino) de Pamplona, que la mitad de su presupuesto anual se recauda entre el día 7 y el 14 de julio de cada año. Declara el consistorio unos gastos directos de 163,4 millones (datos de hace dos años). Una corrida de toros tiene un precio de pago medio de entre 110.000 y 130.000 euros. Coste medio que sumaría más o menos entre el 25% y el 30% de los presupuestos de la feria, que asciende a algo más cuatro millones de euros. Hablamos de un encaje de gestión económica que dice que con un presupuesto de menos de cinco millones (coste de la feria) se genera un gasto directo (ingresos) de 163 millones. Eso en lo económico, en lo mediático. TVE, que sólo asume sus propios costes de producción, logra el 50% de la audiencia y sus propios ingresos de patrocinio. Ósea, le sale gratis.

Todo ello sería de matrícula de honor si todas las partes: institución pública y política, “sector” del toreo y medio/s de comunicación o TVE fueran en una armonía de intereses, sin que la relación sea la que es actualmente. Hace muchos años TVE unía encierros a las corridas que se transmitían por la tarde. Y el Ayuntamiento jamás era agresivo con los toros. Las audiencias de encierros y corridas transmitidas por La 1 sumaban al toreo. De tal forma que, con ese encaje (encierros por la mañana y toros por la tarde en la tele) lo uno formaba parte del segundo: el encierro era el prólogo de la corrida. Ahora solo existe el encierro. Una canibalización tan perfecta como increíblemente aceptada.

‘Hoy por hoy, el encierro es el mejor ejemplo de la canibalización de lo anti taurino y anti sector de instituciones, políticas, medio público de televisión… que se han apoderado del toro, que lo usan para su encierro “sin sangre”’

Sobre todo por los ganaderos, un sector/asociación muy dado al lamento y a la foto selfie, y escasamente expuesta a liderar nada incluso cuando tienen el poder para hacerlo. El ganadero cree e insiste en creer que en Pamplona le pagan muy bien su corrida. Es una verdad que oculta otras y que cría siervos. Pagan bien, Claro. Pero, en primero de economía, enseñan que los parámetros de pagos o costes o beneficios lo son respecto al volumen del negocio: presupuesto (salida) e ingresos (entrada). Si declaramos como acertado que el toro del encierro solo ha de entrar en la economía de la plaza, es decir, de las corridas y no de los Sanfermines, está bien pagado.

Pero. Si el toro de lidia aporta lo esencial a un negocio general de 163 millones…¿Los toros están bien pagados? Antes: ¿El toro del encierro de dónde sale? ¿Es otro distinto y criado que el toro de la corrida? ¿No es el toro de lidia comprado para ser toreado el mismo que genera un tinglado o mercado de 163 millones? ¿No es el mismo toro del mismo hierro el tan cantado por TVE en informativos, programas, directos desde mucho antes del día 7 de julio? Las preguntas son, por supuesto, retóricas, que son las que se hacen sabiendo de antemano las respuestas. Pero los señores ganaderos están bien pagados. De acuerdo. Espero que digan lo mismo en ferias y festejos cuyos ingresos en taquilla y en la ciudad son escasos.

Esta es la cuestión o las cuestiones. Hace tiempo encierro y corrida casi iban de la mano. Lanzar urbi et orbi el encierro era, de alguna forma, promocionar las corridas de toros, el toreo. Hoy por hoy, el encierro es el mejor ejemplo de la canibalización de lo anti taurino y anti sector de instituciones, políticas, medio público de televisión… que se han apoderado del toro, que lo usan para su encierro “sin sangre”, donde los corredores son los nuevos héroes toreros y por la tarde sucede eso que no sucede porque un velo negro de silencio cae sobre ese toro que llega a una plaza, lo meten a punta de capote y colorín colorado.


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