Extraordinaria dimensión del torero, que dio dos vueltas al ruedo
Sevilla 2017 tiene nombre propio. El de Antonio Ferrera. Y ya es hora de que algunos se quiten las legañas con las que miran a este torero. Lo que ha realizado este año en la Maestranza es muy importante. Desde la actuación portentosa con la corrida de Victorino, jugándose la vida sin cuento, hasta lo de ayer, donde bordó el toreo de capa y dio una lección de saberle andar a los toros según sus condiciones, todo lo de Ferrera ha sido tauromaquia pura.
Habría que detenerse en las verónicas de recibo al quinto, pura orfebrería y cómo sacó del caballo por faroles a ese mismo toro. La tauromaquia antigua, por más señas. Ese toro, de gran clase se lesionó en una mano echando por tierra lo que se anticipaba como un faenón. Al sobrero, sin una gota de fuerza, lo mimó y templó como quiso. Pasó un calvario al entrar va matar. Se fue sin trofeos. Pero dejó una hermosa lección
El toro de la tarde, el tercero, fue para López Simón que trasteó con temple pero sin grandeza. Habría que matizar lo de estar dignamente con un toro y el estar a la altura de un gran toro. En efecto el torero de Barajas estuvo digno, insisto, muy templado, pero ese ejemplar de El Pilar exigía mucho, mucho más.
Juan José Padilla cubrió el expediente, como en sus tardes anteriores. Se va de vacío pero sin perder su sitio, que para eso su apoderado tiene fuerza suficiente.
Sevilla. sábado 6 de mayo de 2017. Toros de El Pilar, incluido el 5º bis, bien presentados. Destacó el excelente 3º. También el 4º, devuelto, pero apuntaba a gran toro. Juan José Padilla, ovación con saludos en ambos; Antonio Ferrera, vuelta al ruedo tras petición y vuelta al ruedo tras dos avisos; y López Simón, ovación con saludos y silencio. Entrada:Más de media plaza.
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