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viernes, 11 de octubre de 2024

PONCE Y NADAL

 PONCE.


Se va un torero colosal para sentarse entre los más grandes de la historia. Esto conviene fijarlo ya, sin fisuras. Un tipo que arrancaba sus temporadas en marzo y acababa, indefectiblemente, en octubre. De Valencia a Zaragoza durante décadas, pues en décadas se mide su carrera inalcanzable de 34 años. No se trata de gustos, pellizcos, ni otros remilgos. Enrique Ponce se midió con todo tipo de encastes, con todas las figuras, en todas las plazas.

 Llegó de muy niño, muy pronto le llamaron maestro, alcanzó su cenit durante 10 temporadas consecutivas batiendo la cifra de 100 corridas, fue un dios en México y tótem en Bilbao. Se le proclamó heredero de Granero y se encaramó en lo más alto de la historia de la tauromaquia de Valencia.

 Por todo, por su glorias conquistadas, y su sangre derramada en esta misma arena, la plaza abarrotada se puso en pie con una emoción incontenida sobre el filo de los clarines. Ponce, vestido de blanco y plata con cabos negros -el terno de su debut novilleril en 1988-, avanzó unos pasos desde la puerta de cuadrillas, y toda su vida se le puso de golpe en los ojos

Eterno Maestro de maestros. Técnicamente, excepcional. Artísticamente, genial. Taurinamente, colosal.

Nadal 


 El tenista español deja el tenis a los 38 años y reconocido como uno de los grandes de la historia del deporte, icono de resiliencia y símbolo de fe competidor hasta el extremo, el tenista se proyectó como un icono por encima de sus éxitos: hizo creer que siempre hay esperanza. Se marcha Nadal distinguido como el mejor jugador de todos los tiempos sobre  tierra batida y con el halo de haber sido un competidor modélico dentro de la pista; probablemente, como una de las mentes más privilegiadas del deporte, capaz de resistir a situaciones límite .


Hasta aquí todos de acuerdo, pero si entramos en detalles, las carreras de ambos aunque muy brillantes en su disciplina difieren diametralmente en cuanto a la repercusión mediática. y eso que el diestro dobla en el ejercicio profesional al deportista tanto en años como triunfos, por no decir en meritocracia por cuanto al riesgo que conlleva  la lidia.
Ponce y Nadal son coetáneos y por casualidades de la vida se retiran al mismo tiempo . Personalidades significativas de esta época que son admirados .El curso de la historia los ponen en lo más alto y sin embargo la actual sociedad de censura menoscaba al torero valenciano , censurándole en los medios cuando se pontifica al tenista mallorquín. Cosas veredes de una sociedad de identidad impuesta al modo anglosajón que no quiere ver la españolidad del toreo de ningún modo , con unos lobbies de intransigentes en la cúpula del poder que se creen  la impostura del animalismo. Menos mal que los llenos de las plazas mitigan el daño, pero Ponce no merece el maltrato al que ha sido sometido mientras a Nadal todos son loas....


POR REVISOR.

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