Tendido cero
abrirá sus contenidos esta semana con las últimas corridas de la feria
de Bilbao, que se han centrado en cuatro aspectos: la valoración de la
recta final, el análisis de las circunstancias que han provocado el
descenso de espectadores pese al alto nivel, las declaraciones del
alcalde Juan María Aburto al respecto y la histórica tarde de Paco Ureña
con el corte de cuatro orejas, primer torero que lo lograba en Vista
Alegre con dos toros.
Estas lecturas de una de las ferias claves del año
se completan con la visita de Luis David al programa, como torero
revelación.
Otro ciclo que ocupa parte de las secciones informativas es
la de Colmenar Viejo donde El Cid realizó la que posiblemente ha sido la
mejor faena hasta el momento de su temporada de despedida.
También
destacaron el novillero Isaac Fonseca, Ventura y Ureña.
La pregunta de
la semana se centra en la nueva plaza de toros en proyecto para esta
localidad madrileña con larga tradición taurina.
El programa se
completará con un reportaje sobre la peculiar raza Bitezu, originaria
del País Vasco, que protege el ganadero de bravo Andoni Rekagorri. Reses
vinculadas a los festejos populares vascos que ahora, en tierras
salmantinas, ha adquirido nuevas características por el cambio del
entorno.
El recuerdo de la semana queda reservado al sanluqueño José
Luis Parada que este 31 de agosto cumple cincuenta años de alternativa.
Para muchos aficionados, no es nada
nuevo la situación que vive el mundo del toro.
Cuanto menos preocupante.
Ese es el adjetivo adecuado para la situación que vive la remozada
Plaza de Toros de La Malagueta a lo largo de estos últimos años.
La feria de 2019 ha venido a corroborar un
momento en el que se ha tocado fondo. Si a la escasa asistencia de
público, le unimos un abono compuesto por ocho festejos y en el que las
principales figuras se siguen haciendo presentes con emolumentos
disparatados, la combinación acaba siendo una auténtica ruina. José
Carlos Escribano, cabeza visible de la empresa que gestiona el coso por
último año a la espera de solicitud de prórroga o no, hablaba hace unos
días de repartir esos festejos de feria a lo largo de la temporada.
¿Reducción o división? Reducir festejos es otra de las opciones y para
ello se debería de ofrecer un espectáculo donde se reuniese variedad,
calidad y garantías de éxito.
Sería lo más sensato a estas alturas
porque ya pudimos comprobar como en la corta etapa de la Casa Chopera,
aquel invento por convertir La Malagueta en plaza de temporada fue un
fiasco monumental. Diputación, como propietaria del coso, tiene el deber
de darle más de una vuelta de cabeza a esta situación y conseguir,
desde el consenso, que Málaga vuelva a situarse entre las plazas más
señeras del panorama taurino después de una reforma histórica y
necesaria de uno de los monumentos más importantes de la ciudad.
Atrás
quedaron tiempos de bonanza donde la presencia de José Tomás salvaba
parte de los muebles de los despachos, este año estuvo apunto de volver a
servir como “salvador” para la reinauguración del coso, pero al otro
lado del teléfono se hacía el silencio.
Por otra parte, la afición ha huido de los
tendidos, sin la más mínima intención de volver.
Ello, va en detrimento
de la presencia de ese público fiestero que aplaude todo ya sea bueno,
regular, malo o malísimo, y que además desconoce las normas por las que
se rige este espectáculo, normas cuyos propios profesionales pisotean
tarde tras tarde.
Demostrado queda que ni con una flamante campaña
publicitaria del abono, que no del Certamen Internacional de Escuelas
Taurinas, se ha conseguido llevar público a una plaza que nunca debió
dejar de ser de 2a categoría por capricho político y donde la ausencia
de Roca Rey dio al traste con la posibilidad de colgar el único “No hay
billetes” en la corrida del sábado 17. Cerca de ese hito quedó la
Picassiana del lunes 19 donde Pablo Aguado causó baja.
Un abono de ocho tardes no puede
recordarse con tan solo algunos detalles. De ellos formó parte la
presencia de un rejuvenecido Ponce que volvió a dejar constancia de su
técnica, el torero a caballo de Ventura, el reencuentro con Málaga de un
inconmensurable José María Manzanares o los detalles de David de
Miranda y Juan Ortega. Además, la irrelevante puerta grande de un
Cayetano con disposición y ganas de agradar a los suyos.
Los últimos
retazos los dejó un novillero de Aguascalientes que lleva por nombre
Miguel Ángel Aguilar.
En cuanto al ganado, el mismo quiero y no
puedo de cada año. Juan Pedro y Garcigrande, en su línea. Para el olvido
fueron los retales de Lagunajanda y una mansada de libro de El Puerto
de San Lorenzo.
Entre tanto, aparecieron algunos toros de La Palmosilla,
con un “Fandango” sobresaliente en la muleta y dos de Cuvillo que tan
solo se lidió cuatro por lesión de los titulares, destacando a “Gineto”
por encima del resto.
Para ir cerrando, la entrada de un nuevo
gobierno andaluz fue la excusa perfecta para sucumbir al cambio de los
equipos presidenciales que tanto demandaban las figuras.
Morante, como
portavoz de sus otros compañeros a los que también molestaba la
presencia de algunos, pensaría que ni los buenos son tan buenos ni los
malos son tan malos.
Por Curro Cuevas/www.burladero.tv/opinion/firma-invitada
Hace cinco siglos, una flotilla de cinco barcos al mando de Francisco de
Magallanes partía de Sanlúcar de Barrameda con el propósito de abrir una ruta
comercial con las islas de las especias por occidente, lo que implicaba
descubrir un paso entre el océano Atlántico y el Pacífico. Aproximadamente,
tres años después, una sola nave –la Victoria–
regresaba al puerto de partida, al mando de Juan Sebastián Elcano, después de
circunnavegar por primera vez el mundo.
La
hazaña, que dejaba demostrada experimentalmente la redondez de la Tierra,
contuvo una concatenación de penosos episodios contabilizados por el hecho de
que, de los 239 hombres que emprendieron el periplo, tan sólo regresaron 18.
Cinco siglos más tarde, sobre un ruedo cubierto de sal lleno de motivos
alegóricos, la Sanlúcar taurina conmemoraba la gesta de Magallanes y Elcano,
anunciando por vez primera en su historia una corrida de Victorino Martín, a la
que deberían enfrentarse tres esforzados navegantes de la torería actual:Octavio Chacón, Emilio de Justo y Pepe Moral, quienes, junto con sus
cuadrillas, lucieron para la ocasión un vestuario rescatado del siglo XVI.
Esta vez, por suerte, el desenlace de la “gesta” no deparó el dramático
balance de los que dieron la vuelta al mundo, pues al término de la corrida,
nada menos que cinco protagonistas cruzaron en hombros la Puerta Grande del
coso de El Pino, aclamados por una multitud agradecida por lo que había presenciado
en el ruedo.
Fueron éstos: los tres matadores, el ganadero y Carmelo, el
empresario, que había llevado a buen puerto su aventura, después de satisfacer
las más exigentes expectativas.
Cuando este año abrió en
San Isidro la Puerta Grande de Madrid llevaba toreadas siete corridas. Antes de
esta tarde de Bilbao sumaba quince.
Poco bagaje para quien fue declarado
triunfador de San Isidro.
Tampoco ha sonado su nombre en las muchas
sustituciones que, por suerte para unos y desgracia para otros, están
sucediéndose este año.
Cosas del negocio taurino. Pero es un dicho miles de
veces contrastado en el toreo que quien tiene la moneda la cambia.
Y Paco Ureña
la tiene, qué duda cabe.
Y ayer la ha pasado al cambio de la manera más rotunda
en el coso bilbaíno para reivindicarse como torero y, de paso, reivindicar el
toreo.
Habría que precisar, pues el toreo contiene una vasta constelación de
tauromaquias.
Tauromaquias muy distintas, incluso dentro de un mismo torero.
Por ejemplo, el propio Ureña, que, a veces, se arrebata, abre mucho el compás,
gesticula y se pone grandilocuente, como le ocurrió en Madrid, y otras, como
firmó en Bilbao, se deja conducir por la senda de la sobriedad, verticaliza más
su toreo, lo reposa, lo templa, lo degusta con más armónica elegancia, para que
gane en empaque, hondura y autenticidad.
La versión de Madrid podría ser la de
un toreo gritado frisando el patetismo; la de Bilbao, la de un toreo recitado,
grave, pausado, al que le sobran gritos y alardes, porque toda su inmensa
verdad se halla contenida en la esencia de sus formas. Esta de Bilbao es el
exponente del mejor Ureña y este Ureña el exponente del mejor toreo.
Un
toreo que en ambas versiones presenta como denominador común la verdad de sus
zapatillas quietas, del pasarse los toros muy cerca por traerlos embebidos con
la panza de la muleta y no con el pico, del ligar los muletazos en un palmo de
terreno a base de tirar del toro hasta llevarlo al punto donde el alargamiento
del viaje admite concatenar los pases con total economía de movimientos.
Un
toreo que se ensimisma en su quehacer, ajeno al público y demás circunstancias
externas a lo que es en sí el arte de la lidia.
Con esto último el torero
engrandece su dimensión y se sitúa en las cotas de los seres extraordinarios,
de esos que abren la puerta de la magia sin siquiera pretenderlo, porque nada
más que torean para ellos, para sentirse, para pulsar con sus muñecas todo los
sentimientos que tiritan en el fondo de su alma y transformarlos en arte del
mismo modo que el cantaor convierte en cante todas sus penas y fatigas.
Qué
opuesto todo esto al proceder de un torero que la tarde anterior, después de
dejarse ir enterito un gran toro porque su tan cacareada maestría se vio
superada por la casta del burel y aburrir con el otro hasta las ovejas
pasándose del habitual largometraje de sus faenas; faena en la que hasta se
dirigió al público pidiendo las palmas que su toreo era incapaz de generar,
tuvo la desvergüenza de decir posteriormente por el micro que su tarde podría
haber sido de dos o tres orejas.
Eso es engañar al público, mientras que lo de Ureña es conducirlo por la
senda de la autenticidad. Nadie además de él, sabrá la cantidad de afrentas,
cuitas, pesadumbres, dificultades y esfuerzos que conformarían el espíritu de
cada uno de sus lances y muletazos. Pero en la música insonora que compuso ayer
Ureña sobre la ferruginosa arena bilbaína flotaba una clamorosa reivindicación
de justicia; una demanda insoslayable que rubricó por dos veces poniendo su
vida en la punta del estoque para irse a por el triunfo volcándola en los
morrillos de sus toros.
La
feria de Bilbao 2019 ya tiene nombre propio.
Y Ureña, el indiscutible
triunfador, el honor de haber escrito con sus telas otra página inmortal para
la historia del toreo.
Había muchos arañazos de vida tras la reivindicación que
el diestro murciano hizo de sí mismo ayer en Bilbao; una reivindicación que,
además de al torero, reivindicaba al propio toreo. A ese, al verdadero, al
legítimo, al que hunde sus raíces en la inmortalidad.
Inmenso triunfo con cuatro orejas y una puerta grande clamorosa
Cuando alguien pregunte qué es torear se le podrá responder que es lo que hizó Paco Ureña en Bilbao.
Infinito triunfo sobre la base de la pureza,
sin un solo alarde, sin una sola ventaja, sin la más mínima demagogía,
dentro de las más estrictas normal clásicas, las mismas que pisotean
todos los días muchos de los que frecuentan los carteles de lujo.
Ureña
llegó a Vista Alegre y a las 8 y 15 de la tarde la plaza se le había
entregado en un apoteosis como hace tiempo no vivíamos en estas Corridas
Generales.
El comienzo de la faena a su primer toro era ya un aviso: torería de verdad,
para ir creciendo en una faena en la que los redondos y los naturales
rivalizaban en autenticidad. Citar en el terreno de verdad y cargar la
suerte para rematar a la cadera. Y la plaza en pié. Luego una estocada
volcándose, a morir sobre el morrillo y saliendo encunado entre los
pitones. Claro que las dos orejas eran indiscutibles
La locura
llegó con el sexto, noble pero al que había necesidad de dosificar su
escasa fuerza. Ureña lo entendió a la perfección y fue tejiendo una bellísima faena, otra vez sobre ambas manos.
Rotundos los redondos y de pintura los naturales. Un final brutal de
belleza con un natural eterno y un estoconazo fulminante. Otro premio
doble, puerta grande.
Ureña acababa de reventar el toreo
Diego Urdiales se llevó un lote infumable y estuvo por encima del mismo entre gañafones de infarto. Cayetanose templó en derechazos y no quiso tragar por el pitón izquierdo de su primero. El quinto llegó moribundo al último tercio.
Plaza de Vista Alegre. Viernes, 23 de agosto de 2019. Séptima de feria. Casi tres cuartos de entrada. Toros de Jandilla y tres de Vegahermosa (3º,
4º y 6º); de diferentes hechuras y seriedades; extraordinarios 3º y 6º
de distinto modo; muy gastado el bondadoso y apagado 5º; complicado y
áspero el 2º, más potable por el derecho; infumables los peligrosos 1º y
4º . Diego Urdiales, de sangre de toro y azabache. Pinchazo hondo tendido y media estocada tendida (silencio). En el cuarto, pinchazo y estocada algo contraria (saludos). Cayetano, de tabaco y oro. Estocada tendida y descabello (saludos). En el quinto, estocada corta (saludos). Paco Ureña, de canela y oro. Estocada (dos orejas). En el sexto, gran estocada (dos orejas). Salió a hombros.
Esta
semana Tendido Cero contará con el análisis de la ferias de tres plazas
de primera: Bilbao, con un amplio resumen de lo sucedido en los seis
festejos iniciales; San Sebastián; y Málaga, que incluirá un reportaje
especial sobre la reinauguración de La Malagueta.
También podrán ver,
dos de las faenas más destacadas de los últimos días en Francia. La
actuación de Ginés Marín en Dax, frente a un toro de Santiago Domecq,
que fue premiado en el arrastre con la vuelta al ruedo.
En Bayona,
Daniel Luque cortó el rabo a un ejemplar de Pedraza de Yeltes, lo que le
valió también la vuelta al ruedo.
La sección dedicada al campo tendrá
como protagonista a la ganadería del criador vasco Andoni Rekagorri.
El mexicano le moja a la oreja a los veteranos consagrados
Por fin una entrada a tono con la importancia de las Corridas Generales
y por fin un repaso en toda regla a los que detectan el monopolio de
los carteles de lujo. Un baño para El Juli, pero muy especialmente para
Enrique Ponce.
Y el que les ha mojado la orteja se llama Luis David y se
anunciaba en sustitución de Pablo Aguado. Una sustitución que fue muy
protestada en las redes sociales pero que al final le ha dadio la razón a
la empresa.
Lo cierto es que el chaval mexicano, con un lote manejable, como fue de manejable y borrega la corrida de Hernández/Garcigrande,
ha echado mano de juventud y ganas para estar a punto de abrir la
puerta grande si el presi Matias accede a la petición unánime de ese
segundo trofeo en el sexto toro.
Desde que se abrió de capa en su
primero el de Aguascaliente fue un torrente. Muy ligaditos los
derechazos a su primero, luego naturales bien construidos y bien
rematados. Estocada recibiendo caída y primera oreja
Lo más
importante ha sido en el sexto cuando hace la suerte de recibir de forma
asombrosa y deja una estocada en todo lo alto que tira al toro sin
puntilla. La faena habia ido a mas ante un toro blandísimio, para torear
francamente bien con la mano izquierda y templar de lo lindo en los
derechazos. Por supuesto ese estocadón final, la estocada del año, merecía la oreja de sobra. El resto no habría desmerecido la segunda
El Juli en su línea de veterano que se las sabe todas despachó sin despeinarse al impresentable sobrero de Garcigrande
y en el quinto bajó la mano porm el pitón derechi dentro de un conjunto
largo y espeso. La agonía del toro después de un espadazo caído
emocionó al público que pidió la oreja. ¿Era para el toro?
Enrique Ponce navegó entre ventajismos en una tarde penosa en la que además salió vestido de banderillero.
Plaza de Vista Alegre. Jueves, 22 de agosto de 2019. Sexta de feria. Tres cuartos de entrada. Toros de Domingo Hernández y uno de Garcigrande (1º,
y el sobrero 2º bis); de pareja y cuajada presentación, amable por
delante; muy encastado y bravo el 1º; noble sin excelencias el 4º; de
mucha calidad y agradecido el mansito 5º; de extraordinaria clase un 6º
de contado poder; el 2º bis careció de celo. Enrique Ponce, de blanco y azabache.
Estocada rinconera y atravesada y tres descabellos. Aviso (saludos). En
el cuarto, pinchazo hondo y tres descabellos. Dos avisos (saludos). El Juli, de sangre de toro y oro. Pinchazo, estocada trasera y desprendida y descabello (silencio). En el quinto, estocada trasera. Aviso (oreja). Luis David, de azul pavo y oro.
Estocada corta y caída (oreja). En el sexto, gran estocada fulminante
al encuentro (oreja, fuerte petición de la segunda y dos vueltas al
ruedo).
Toros de Victoriano del Río para Antonio Ferrera, El Juli y Manzanares
Era cartel de tres generaciones: Ferrera, Manzanares y Roca Rey.
El gancho era Roca Rey. En un torero el gancho es como el duende. Se tiene o no. El duende es menos rentable que el tirón en la taquilla. Roca Rey, en su cuarto año de alternativa, conserva vivo el fuego de la emoción.
La emoción es el tirón.
La gente quiere verlo. La intriga, la propia de quien arriesga y asusta. No es fácil cruzar la barrera del sonido, que en toros quiere decir romper con el ambiente y volcarlo. De todo eso, de llenar la plaza de toros que sea, se ha encargado el joven torero peruano. De romper con los moldes sin ser un torero heterodoxo. De pegarle una sacudida al tinglado taurino, tan convencional. De volver a llevar a los toros a gente que había desertado.
Como todo torero arrollador, Roca se encontró reticencias. Ya menos.
La verdad del riesgo es en el toreo la auténtica pureza de fondo.
¿Las formas? Las formas no dejan de ser fórmulas. Los toreros de inteligencia lo son de natura.
Como los de arte, que ya no quedan.
Puede decirse, con rimbombante acento, que la última revolución se llama Andrés Roca Rey.
Peruano de buena familia, vocación irrenunciable desde la niñez.
La temporada taurina de primer y segundo rango estaba montada este año en torno a él. Las corridas televisadas de Valencia, Sevilla y Madrid le dieron todavía más poderes de los que tenía. Dos tardes en Bilbao, las que él quisiera. El abono todo aprovecharía el tirón.
Y así todo hasta que parece que en una pelea en Perú le partieron un tendón. No hay versión oficial, Eso fue en junio.
Hubo que cancelar todos los compromisos de junio, julio y agosto, con la sola excepción de uno de los dos de Pamplona. Y vino el gran vacío.
El desencanto tan visible en el arranque en las Corridas Generales
Una excelente y diversa corrida de Victoriano del Río permitió levantar
el tono de este abono bilbaíno. Hubo de ese toreo soñado, pero hubo
también el ejercicio de firmeza que exigen algunos toros. La tarde se la
llevó por delante un José María Manzanares, muy entregado siempre, que
no perdió ocasión de enseñar su concepción del toreo. Una por su poder,
otra por la suavidad de su muleta. Pero también "El Juli", que había
estado exquisito con su blando primero, le pudo con torería al áspero
5º. Y Ferrera con sus detalles, se ha convertido en apuesta segura.
BILBAO.
Cuarta de las Corridas Generales. Casi dos tercios de entrada. Toros de
Victoriano del Río --3º y 5º con el hierro de Toros de Cortés--, bien
presentados y de juego interesante; con gran calidad 3º y 6º;
manejables 1º y sobre todo el 2º; con más poder y complicaciones 4º y
5º. Antonio Ferrera (de azul Bilbao y oro), silencio y silencio tras un
aviso. Julián López “El Juli” (de verde hoja y oro), ovación y una
oreja. José Mª Manzanares (de grana y oro), una oreja y una oreja con
petición de la segunda.
Los destellos de arte y de empaque con los que va por el toreo Diego
Urdiales, con ser los de esta tarde muy de recordar, no fueron
suficientes para salvar el primer cartel con figuras. Con una entrada
impropia de la ocasión y con una corrida de Zalduendo --la ganadería del
futuro co-empresario de esta plaza—que resultó decepcionante.
Responsable como siempre Enrique Ponce, con pocas opciones para el
lucimiento. Y Ginés Marín con vibración frente al 6º, pero sin rematar
la faena con la espada
BILBAO.Tercera
de las Corridas Generales.
No se llegó a la media entrada. Toros de
Zalduendo (Alberto Bailleres), desiguales de presentación y muy
deslucidos y agarrados al piso; tan sólo acabó rompiendo el 2º, muy bien
manejado por Urdiales. Enrique Ponce (de gris plomo y oro), ovación y
silencio tras un aviso. Diego Urdiales (de marino y oro), una oreja y
silencio. Ginés Marín (de grosella y oro), silencio y ovación tras un
aviso.
Cancela
así todos los compromisos que tenía contraídos en septiembre, tanto en
España como en Francia. Un total de 14 corridas, a las que hay que sumar
las 25 en las que ya no pudo torear durante Julio y Agosto, lo que
suman 39 tardes en las que no ha podido comparecer por esa grave
dolencia cervical que le irradia al hombro y de la que ha sido tratado,
incluso, en un hospital de Estados Unidos.
Las
plazas que se quedarán sin ver a Roca Rey en Septiembre son:
San
Sebastián de los Reyes (Madrid), Palencia, Ejea de los Caballeros
(Zaragoza), Arles (Francia), Albacete, Valladolid, Nimes (Francia),
Salamanca, Murcia, Pozoblanco (Córdoba), Logroño y Sevilla, donde iba a
poner fin a su campaña el día 28 de ese mes.
Con esta noticia se acallan definitivamente los rumores que apuntaban
que el peruano se encontraba prácticamente en la recta final de su
recuperación y que tenía fijada su vuelta a los ruedos en la tradicional
corrida goyesca de Ronda (Málaga), el 31 de agosto.
La idea ahora es seguir con su recuperación en Sevilla, con vistas a
poder reaparecer en la temporada americana, sin que haya todavía un
objetivo marcado ni una fecha fijada.
Según confirmó en su día el entorno del torero, el origen de la
lesión es la tremenda voltereta que Roca Rey sufrió en la plaza de Las
Ventas el pasado 22 de mayo,
ante un sobrero del Conde de Mayalde que lo cogió cuando toreaba con el
capote.
A raíz de ese percance se vio obligado a no comparecer en
varios festejos de junio; volvió en la feria de San Fermín el 10 de
julio, donde se resintió gravemente de la lesión de cervicales que se le
había diagnosticado. Suspendió entonces sus contratos de julio y
agosto, se puso en manos de especialistas en Nueva York y, desde
entonces, está sometido a una intensa rehabilitación de la que se no se
ha recuperado.
La baja de Roca Rey durante el grueso de la temporada 2019 ha
trastocado a todas las empresas que lo habían contratado.
Su figura
posee un fuerte tirón en las taquillas por su incuestionable valor y su
regularidad en el triunfo.
A escaso mes y medio
para que comience la segunda feria más importante de la Monumental de
las Ventas, según distintas fuentes y a la espera de la confirmación
oficial por parte de la empresa Plaza 1, ya se conocen casi todos los
nombres propios de los protagonistas que actuarán en el serial
madrileño.
Una Feria de Otoño que esta vez no estará regida por el
'sistema del bombo' como así ocurriera el año anterior y en la pasada
Feria de San Isidro, de manera parcial.
La Feria de Otoño 2019 se celebrará el último fin de semana de septiembre (días 27, 28 y 29) y el primero de octubre (días 4, 5 y 6) y estará compuesta por una novillada y cinco corridas de toros.
El triunfador de San Isidro, Paco Ureña, se medirá en mano a mano al extremeño Miguel Ángel Perera con el encierro de Victoriano del Río.
Fuente Ymbro repetirá la escena del pasado año, lidiando una novillada que será estoqueada por Tomás Rufo -flagrante ganador del Certamen de Novilladas Nocturnas), Fernando Plaza y El Rafi, que hará su presentación en Las Ventas.
Antonio Ferrera se encerrará con toros de distintas ganaderías, tras recibir el premio a la mejor faena de San Isidro.
Emilio de Justo dobla su apuesta entrando en la corrida de Adolfo Martín junto a Manuel Escribano y Daniel Luque, como en la de Fuente Ymbro junto a El Cid -en su despedida de Madrid- y Ginés Marín.
El último cartel por confirmarse sería el de Puerto de San Lorenzo, en el que actuarán Curro Díaz, Juan Leal y Juan Ortega.
No
por ser habitual debemos asumirlo con normalidad. Por más que estemos
acostumbrados a que en algunas plazas de España nos hagan escraches en
la entrada a los toros un grupo de violentos subvencionados debemos de
aceptar que eso es lo correcto, que es su derecho.
No debemos
permitirlo. Derecho de expresión, todo el del mundo. Derecho de
extorsión, ninguno. Y no les quepa duda de que lo vivido este viernes en
Palma de Mallorca era más lo segundo que lo primero.
Es
inconcebible que en España se autorice una manifestación contra un
espectáculo legal y reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial antes
y mientras se lleva a cabo -puesto que tenían autorización de 19:30 a
22:30- y a escasos 15 metros de donde se va a celebrar.
Diego Urdiales hará doblete en la feria de San Mateo de Logroño 2019.
Una Feria con cuatro corridas de toros y una de rejones.
Además también se han organizado festejos populares, ya que el domingo
22 de septiembre se llevará a cabo el desenjaule y posterior concurso de
recortes y durante las mañanas del día 21 al 26 se realizarán sueltas
de vaquillas.
La renovación de abonos para la feria se producirá entre
los días 9 y 14 de Septiembre. Los nuevos abonos se podrán adquirir
desde el mismo día 9 y hasta el primer día de la feria, el 21 de
Septiembre.
La venta de entradas sueltas comenzará el lunes 16 de
septiembre. Habrá tres tipos de precios; uno para los días 23 y 24,
otro más reducido para el 21 y 22 y un último, súper reducido para la
corrida del 25 de septiembre. Los jubilados y mayores de 65 de años
contarán con un precio especial en los tendidos de sombra.
Los menores
de 25 años también disfrutaran de la iniciativa, que ya cumple 8 años,
delabono joven por 50€ y la entrada joven de 10€ para cada tarde. Este
año, como novedad, se va a realizar una Venta Anticipada de Abonos, que
cuentan con un 10% de descuento, desde el Lunes 19 de Agosto a través de
la pagina web www.logronolaribera.com
Por otro lado, el Coso de La
Ribera acogerá la "Exposición Tauromaquias Universales"de André Viard
donde todas las aficionadas y aficionados que lo deseen, de forma
gratuita todas las mañanas, podrán aprender y ilustrarse de la amplia
riqueza cultura de la tauromaquia y su gigantesca aportación a las
civilizaciones europeas, africanas, asiáticas y americanas desde la edad
de piedra.
Ademas, también se instalará una muestra naturalista
dedicada al toro de lidia y una exposición fotográfica, resultado del
Concurso Fotográfico «San Mateo» que este año cumple su tercera edición.