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sábado, 7 de noviembre de 2015

Los "Paraísos del Toro "

UN LIBRO DE CAMPO BRAVO.
En las páginas de Paraísos del Toro se habla fundamentalmente del rey del toreo, el toro, en su hábitat natural. Hay guiños ecologistas, se recorren caminos y veredas, tiene su rinconcito la fauna y también la lucha por la supervivencia de las especies salvajes, se detiene en una flora no menos amenazada por la depredación humana y se relatan hábitos camperos, se recopilan refranes y también las recetas culinarias de cada rincón y las otras recetas que todo lo curan… 
Se cuentan aventuras con final feliz y aventuras cargadas de la dureza de una sociedad que no siempre es justa, hay lujo y hay austeridad… es el universo que un día me ganó para siempre, lo que me hizo comprender que más allá del ruedo también hay gloria.
 Trata de ese no sé qué que en cada viaje de vuelta a la capital me hacía sentir irremediablemente menos libre, el que me hacía pensar que debía contarlo. El mismo que, me consta, enamora a cuantos le conocen.
Es un libro de reportajes que no pretende quedarse en el gotha ganadero, más bien al contrario, aunque muchos de los personajes que aparecen forman parte de la aristocracia de lo bravo. Todo eso sucede en el campo, donde confluyen ricos y tiesos al rescoldo de las chimeneas o al fresco de los jardines amables de las casas del sur, donde se deciden ferias y se sueña el toreo.



Cuadri. Seriedad del toroPrólogo.

Este es un libro de campo. Más que contar mis fobias y mis filias ¿quién no las tiene? ¿acaso el toreo no es el arte de las pasiones?... más que hablar yo, quiero que hablen principalmente los que menos voz tienen, camperos, mayorales, maletas… he intentado recuperar las leyendas más hermosas, entrar en la intimidad de los toreros profesionales y en la de aquellos cuya condición de toreros está en su sentimiento.
Gerardo Ortega. Donde se escucha crecer la hierba

En las páginas que vienen a continuación hay guiños ecologistas. Se recorren caminos y veredas, tiene su rinconcito la fauna y también la lucha por la supervivencia de las especies salvajes, se detienen en una flora no menos amenazada por la depredación humana y se relatan hábitos camperos, se recopilan refranes y también las recetas culinarias de cada rincón y aquellas otras que todo lo curan… Aventuras con final feliz y aventuras cargadas de la dureza de una sociedad que no siempre es justa, hay lujo y hay austeridad… es el universo que un día me ganó para siempre, lo que me hizo comprender que más allá del ruedo también hay gloria. Trata de ese no sé qué que en cada viaje de vuelta a la ciudad me hacía sentir irremediablemente menos libre, el no sé qué que me hacía pensar que debía contarlo. Lo mismo que, me consta, enamora a cuantos lo conocen.
Apolinar Soriano. Sierra Morena: un patriarca y una banda


 Por razones personales al capitulo de Los Derramaderos le tengo un cariño especial, por lo que significa para mí y por la importancia que tuvieron para el toreo los toros que crió don Carlos Núñez Manso a la vera de la Janda, justo allí donde los pájaros toman el último aliento para su magna aventura de saltar a otro continente. 
Otro capítulo con tintes personales transcurre en Sierra Morena y, además de situar las raíces de mi locura por torear, quiere reconocer a una tierra de acogida para quienes soñaban con ser toreros o con escapar de las miserias que son ideas demasiadas veces coincidentes. También quiere darle sitio, como se dice en el toreo, a la gente que estuvo conmigo en aquellos tiempos, muchos de los cuales nunca llegaron a aparecer con letras grandes en los carteles de las ferias de postín pero se sentían tan toreros como el que más. Por estas páginas desfilan sueños y soñadores, figuras, pícaros, terratenientes y tiesos en lo que bien, bien, podría ser el reparto de una magnífica película.
Conde de Mayalde. Contreras-Domecq, feliz maridaje
Ramón Sánchez. Al rescate... de los arranes

Los otros capítulos transcurren en los campos de Fuente Ymbro, en el manchego Cortijo del Campo de Daniel Ruiz, en el Comeuñas de los cuadris, en El Castañar de Mayalde y en Los Llanos de Gerardo entre otros. No pretende este libro quedarse en el gotha ganadero, más bien al contrario, aunque muchos de los personajes que aparecen forman parte de la aristocracia de lo bravo. Ni tampoco es, insisto, un libro de actualidad por mucho que me cueste trabajar al margen de la primera ley del periodismo, son reportajes y vivencias que ocurrieron en el tiempo, sucesos que no deben olvidarse, es mi libro y me gustaría que también fuese el suyo.
AUTOR :
 José Luis Benlloch Rausell. Nacido en Benaguasil (Valencia). Licenciado en Periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, ha hecho del periodismo y el toreo su vida.

Ejerció como freelance, fue corresponsal en Valencia de diversas agencias informativas y pasó prácticamente por todas las secciones de las redacciones en las que ha transcurrido su trayectoria profesional. Redactor en el diario Nueva Andalucía de Sevilla, responsable de la información local en el diario Levante donde también hizo crítica taurina durante más de una década, subdirector del diario Hoja de Valencia, director de Hoja del Lunes de Valencia.

Retransmitió las corridas de toros en valenciano en Canal 9, medio en el que además presentó los programas taurinos Cartell de Bous y Al Quite. Dirigió el programa Bous en Radio 9 durante dos décadas. Desde hace veinticinco años es el crítico taurino de Las Provincias, participa semanalmente en el programa Los toros de la Cadena Ser y dirige el semanario Aplausos, a cuya redacción se incorporó pocos meses después de su fundación.


A través de las más de 400 páginas de Paraísos del toro e cuentan aventuras con final feliz y aventuras cargadas de la dureza de una sociedad que no siempre es justa, hay lujo y hay austeridad… es el universo que un día me ganó para siempre, lo que me hizo comprender que más allá del ruedo también hay gloria. Trata de ese no sé qué que en cada viaje de vuelta a la capital me hacía sentir irremediablemente menos libre, el que me hacía pensar que debía contarlo.
 El mismo que, me consta, enamora a cuantos le conocen.

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