Los principales cronistas de la prensa española se rindieron al toreo del diestro de Arnedo y señalan su clasicismo
«Corría por sus venas el alboroto de una brisa olvidada. Ese repente de la belleza. Cuando el aire se hace transparente. Y una torrentera de oles afónicos caía como un solo sombrero a sus pies».
Así describía en su crónica Zabala de la Serna en 'El Mundo' el suceso del sábado en Vista Alegre protagonizado por Diego Urdiales en Bilbao. Tres orejas y puerta grande ante dos de las principales figuras de la tauromaquia contemporánea: Enrique Ponce y Julián López 'El Juli'. Todos los cronistas taurinos se han hecho eco con palabras mayores de lo vivido el sábado en la penúltima función de las Corridas Generales de Bilbao.
Patricia Navarro, en 'La Razón' tituló su crónica 'Diego, la inmortalidad del toreo a pesar del sistema'. La periodista madrileña no escatimó en elogios: «Cabe todo un manual de la tauromaquia en un miserable muletazo que muere al segundo. Naturales de fuego, a la cadera, la mano baja, el empaque... Ese sabor. Cuajó al toro, que perdió ese ímpetu al verse dominado, y disfrutó Diego para eclipsar Bilbao de nuevo».
Y remató explicando que había logrado «la inmortalidad de su toreo a pesar de la mediocridad del sistema. La cabeza viajaba también a la felicidad de ese Villalpando, al apoderado, de los de antes y de los de verdad, que le había liado el capote de paseo como un padre».
El cronista de la redacción central de Vocento, Ignacio Álvarez Vara, 'Barquerito', trazó la intrahistoria de la faena en una pieza titulada 'Diego Urdiales, un botín y un toro de bandera': «A Diego le tenía el destino preparado al cabo de tanto zipizape ese último toro tan bravo. Tan bravo, pero solo la electricidad precisa, y con él vivir en Bilbao por tercera vez en los últimos tres años una apoteosis. Las tres, con toros de Alcurrucén».
Carlos Ilián, que escribe de toros en el futbolero 'Marca', se rompió con fuerza ante la calidad del toreo del diestro riojano: «Llegó Diego Urdiales y mandó callar. Se plantó como indica la más pura tauromaquia, la de siempre, no la que ahora corean por esos desdichados portales taurinos, se plantó firme, cargando la suerte y fue dictando la más pura y bella lección del toreo eterno. 'Gaitero' derrotaba, calamocheaba, exigía una muleta fuera de serie para templarlo y esa muleta era la de Diego Urdiales que tejió la más bella y rotunda lección. Redondos solemnes y naturales de antología. Pureza en el cite, lentitud y tersura en el muletazo y remate a la cadera. Lección enorme. Pinchazo, estocada en todo lo alto. Dos orejas. Gracias, Diego Urdiales».
Antonio Lorca, periodista taurino de 'El País', tampoco tuvo reparos en ahorrarse el más mínimo elogio hacia la faena del torero de Arnedo en una pieza periodística que tituló 'La torería excelsa, según Urdiales'. El cronista sevillano, que no suele ser pródigo en adjetivar las faenas de los toreros y que destaca por un punto de vista muy crítico con la mayor parte de las figuras, dejó clara su visión de la tarde: «Inició su labor andando hasta los medios con destellos de inspiración, y se plantó ante el exigente toro rebosante de pundonor y empaque. Los derechazos fueron largos, sentidos, trazados con la cintura, y los naturales, dibujos imaginarios del más puro arte de toreo. Fue una explosión de verdad, de calidad, de personalidad estética... Fue un toreo de armonía y desgarro entre un toro de clase suprema y un torero de creativa inspiración».
Zabala de la Serna ya lo había anunciado con su crónica titulada 'El gozo eterno de Diego Urdiales'
Escrito por Pablo García-Mancha
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