Una corrida que a priori se presentaba como uno de los grandes acontecimiento de la temporada taurina
Morante de la Puebla se estrelló con el nulo juego de los toros de Prieto de la Cal con que se anunció este sábado en solitario en El Puerto de Santa María (Cádiz), en una corrida que a priori se presentaba como uno de los grandes acontecimiento de la temporada taurina.
Pero la tarde resultó una inmensa decepción, sin que hubiera ni un solo momento lucido a causa de ese pésimo juego de un lote descastadísimo y vacío de raza, sin que hubiera lugar a escuchar otra "música" que la de los pitos de los defraudados aficionados.
En principio, la corrida se prometía "histórica", de esas para el recuerdo del espectador que al paso de los años puede presumir de "haber estado allí", y así se notaba en el ambiente previo, como si el espectáculo del toreo tomara un impulso mágico que le hacía renacer de sus propias vicisitudes. Y no era para menos, pues Morante de la Puebla, que está cuajando una gran temporada 2021, se encerraba en solitario con una ganadería legendaria como la de Prieto de la Cal, que con sus raíces veragüeñas traía aromas de otros tiempos, y en una plaza única como la portuense.
En ese contexto se produjo la atronadora ovación que el público le dedicó al torero tras romperse el paseíllo, antes de que ya empezara a minar el ambiente el primero de la tarde, que se colaba por ambos pitones y puso en aprietos a los toreros durante toda la lidia, por lo que Morante optó por machetearlo y matarlo de una estocada casi entera en buen sitio.
El segundo, un "tío" al que le faltaba un mes para cumplir los seis años, fue
siempre con la cara alta y, tras un gran tercio de banderillas, quedó muy deslucido y sin posibilidades. Abrevió Morante con un pinchazo y una estocada entera. Dos verónicas ajustadas y una media destacaron en el recibo del sevillano al tercero, que se dejó algo más, aunque solo en los primeros compases, pues luego blandeó, se defendió e hizo que la faena no tuviera argumento alguno. El de la Puebla se lo quitó de encima con prontitud.
Álvaro de la Calle, en funciones de sobresaliente, llevó con soltura al cuarto, el único negro entre jaboneros, al caballo de picar, donde se empleó tan poco como ante la muleta, con la que Morante solo le quitó las moscas y lo estoqueó sin más demora. El quinto fue devuelto más por desesperación que por supuesta cojera, ya que el presidente, Rafael Comino, quiso ver a un renco inexistente y soltó el pañuelo verde para asombro de los aficionados.
El sobrero, muy chico y sin fuerzas, llevaba el hierro de Parladé y sacó más defectos aún que el titular, haciendo que los ánimos se agriaran aún más en el tendido, mientras que Morante inició la faena con pases por alto para cuidar a un animal que no podía con su alma.
La tarde ya iba cuesta abajo sin remedio cuando se echó el de Parladé antes de estoquearlo y la música de viento se hizo presente cuando lo mató por fin el diestro sevillano.
El sexto, de nuevo de Prieto de la Cal, fue un inválido descastado que se derrumbó en banderillas ante la desesperación del respetable. La faena de Morante se limitó a otro macheteo tras un breve intento de torearlo con la mano derecha. Y el "acontecimiento histórico" pasó al recuerdo, efectivamente, pero el de las tardes más decepcionantes.
Ficha del festejo
■ Cinco toros de Prieto de la Cal, bien presentados muy descastados y sin raza ni fuerzas. El quinto fue devuelto a los corrales, por iniciativa del presidente, sin que nadie lo pidiera, y en su lugar se lidió un sobrero de Parladé, inválido.
■ Morante de la Puebla, de purísima y oro, como único espada, obtuvo silencio al final de cada una de las seis lidias.
Entre las cuadrillas, se desmonteraron tras banderillear al segundo Joao Ferreira y Raúl Ramírez.
■ Lleno de "no hay billetes", dentro del aforo permitido, en el tercer festejo del abono de El Puerto de Santa María.
MANUEL SOTELINO https://elcorreoweb.es/toros/morante-se-estrella-en-el-puerto-con-el-nulo-Prieto de la Cal
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