La Junta de Andalucía ha entregado este viernes los primeros premios taurinos de su historia, con los que quiere reconocer a las figuras más destacadas de la torería y reivindicar la arraigada tradición taurina en la región
Andalucía premiará cada año a toreros, ganaderos y a la promoción de la tauromaquia
Se escogió el Salón Real del Hotel Alfonso XIII como broche solemne al buen tino de la Consejería de Presidencia e Interior de la Junta de Andalucía a la hora de instaurar y organizar los primeros Premios Andalucía de Tauromaquia.
Una gala de especial significado, por el compromiso «sin complejos» del Gobierno de Juanma Moreno bajo el torrencial antitaurino que castiga a la fiesta brava desde el Ministerio de Cultura y por la significativa estampa que protagonizaron sus principales galardonados: los dos últimos grandes genios de la historia del toreo, Romero y Morante de la Puebla, entrando uno del brazo del otro.
Una imagen para la historia.
Con los ‘tendidos’ del emblemático hotel cubiertos hasta la bandera arrancó una gala en la que no sólo se quería reconocer a las figuras más destacadas del mundo de los toros en sus diferentes disciplinas, sino que se reivindicaba la arraigada tradición taurina en la cultura regional. Éste era el proyecto en el que con tanto ahínco llevaban trabajando desde la constitución de la actual legislatura autonómica el consejero de Presidencia, Interior, Diálogo Social y Simplificación Administrativa, Antonio Sanz, y la secretaria general de Interior y Espectáculos Públicos, Lourdes Fuster. Quienes han construido unos premios que nacen «con vocación de continuidad» y con cuatro modalidades fundacionales: 'Premio Costillares' a la carrera profesional taurina, 'Premio Veragua' a la ganadería de reses bravas, 'Premio Hemingway' a la divulgación artística y 'Premio Puerta Grande' a la promoción de la fiesta. A los premiados se les entregó una aplaudida estatuilla de un toro bravo realizada en bronce y mármol por el artista sevillano Ricardo Suárez.
El acto estuvo conducido por la periodista Elena Salamanca, quien destacó la importancia de unos premios que «reconocen el valor cultural, artístico y medioambiental de la tauromaquia en Andalucía» y fue cerrado por el presidente andaluz, Juanma Moreno, que aseguraba estar cumpliendo «un compromiso que teníamos con las empresas, con el arte y con la cultura taurina». El presidente autonómico destacaba que su gobierno «no impone, sino que constata que la tauromaquia es un rasgo esencial de nuestra cultura». En esa línea, Juanma Moreno recordó que «hemos estado con las explotaciones ganaderas en los momentos más duros de la pandemia, estamos fomentando las escuelas taurinas o la red de municipios taurinos, y hemos aprobado el borrador de un nuevo reglamento taurino, fruto del consenso y las aportaciones de todo el sector».En primer lugar se entregó un reconocimiento a la Universidad de Córdoba por su Cátedra de Taurología y, acto seguido, se entregó el Premio Hemingway al filósofo Fernando Savater por su «divulgación artística» de la fiesta de los toros, que para él «es una manera de arte en carne viva». Le restaba importancia a «las voces que murmuran y crucifican a la tauromaquia» porque «dentro de cincuenta años nadie se acordará de ellos, pero sí se acordarán de Curro Romero. Deseo una larga vida a la tauromaquia y a esta afición tan española».
El «compromiso» de Morante
Morante de la Puebla recogió el ‘Premio Puerta Grande’ «por su compromiso inquebrantable con la tauromaquia y con su pueblo, donde impulsa y promociona la fiesta de los toros con los ya famosos encierros de San Sebastián», que son un activo turístico de la provincia de Sevilla cada mes de enero. «Su labor tiene un valor añadido: hacer que las cosas se vivan y se hagan inolvidables», dijo Juanma Moreno. También es un referente para el turismo la finca loreña de Zahariche, donde los hermanos Miura crían a los toros más temidos de la cabaña brava. La emblemática divisa fue reconocida con el Premio Veragua por sus 180 años de historia y tradición.
Por su parte, el Faraón de Camas fue distinguido con el primer ‘Premio Costillares’, quien escribió unas palabras que leyó el director de ABC Sevilla, Alberto García de Reyes, excusando su estado de salud, en las que reconocía que su carrera «siempre hubo luces y sombras, pero siempre intentando hacerlo con mi verdad, sin traicionarme a mí mismo». El Faraón le dedicó este galardón a su mujer y a sus partidarios, «que me acompañaron desde aquella primera tarde en la Pañoleta».
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