Por mucho que lo permita el reglamento no se pueden lidiar en una plaza de segunda toros con 450 kilos o menos. El público de hoy, sencillamente, no traga, pero de semejante obviedad parecen no haberse enterado las mentes pensantes de la Fiesta. Y eso fue lo que pasó en Huelva, que salió el buen hombre de la tablilla anunciando hasta cuatro toros de muy poco peso y el personal entró en cólera, lo cual no deja de tener su mérito: enfadar a este público que es más bueno que el pan.
El mal ambiente general (siempre matizado porque aquí, insisto, el público es santo) discurrió entre segundo y quinto toro, por mucho que Manzanares y Juli se llevaran orejas de generosidad maternal tras sendas faenas insustanciales frente a toros de escasísima pujanza, en los turnos cuarto y quinto respectivamente. Por raro que parezca, antes le habían negado un trofeo a Julián por su faena al sobrero, cinqueño pasado, complejo y áspero, con el que el madrileño realizó un ejercicio de responsabilidad hasta imponerse por casta y sapiencia.
Antes lo había bordado, muy despacio y con la mano muy baja, frente al colorao ojo de perdiz que abrió plaza, precioso de hechuras y prototipo de lo que debe ser, por lo menos, el toro de Huelva, que siempre ha sido un toro muy normal y muy bien hecho, pero no lo que salió por chiqueros posteriormente por mucho que alguno se tapara por sus ofensivos pitones.
Como esto del toreo siempre es imprevisible, el manso sexto, que tenía ya desmoralizado a todo el mundo por sus malos andares, se lió a embestir en la muleta entre la sorpresa general. Y Manzanares aprovechó su alegría, su recorrido y su motor para ejecutar un toreo con ambas manos, muy ligado, emotivo, con fibra, ganas y prisas de novillero, y con muletazos sueltos de su proverbial empaque. Tras un pinchazo dejó una buena estocada recibiendo y salió a hombros junto a El Juli. Si hubieran decidido marcharse andando, el final hubiera sido menos bullicioso, pero más digno. ¿No les parece, maestros?
Ficha del festejo:
Huelva. Sábado, 3 de agosto. Más de tres cuartos de entrada. 6 toros de Núñez del Cuvillo, desiguales de presencia, en general sueltos de carnes y de juego escaso salvo primero, muy noble, y sexto, con transmisión y recorrido.
El Juli, oreja, ovación tras petición y oreja.
José María Manzanares, ovación, oreja y dos orejas.
Saludó en banderillas Raúl Corralejo
Por Álvaro Acevedo Burladero.com 03 de agosto del 2013
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