Diego Urdiales encumbra el toreo en Madrid
Con un nudo en la garganta, de emoción y gozo, así se siguió en la plaza de Madrid la faena de Diego Urdiales al cuarto toro. El torero fue desgranando con reposo y torería la más bella y pura colección de tauromaquia, la del toreo eterno, ese que hace apenas un mes y medio había aclamado en Bilbao.
El buen toro de la importante corrida de Fuente Ymbro pedía una muleta tersa y un mimo exquisito para acariciar su embestida, para no mancillarla. Y ahí, enfrente, se encontraba Diego Urdiales para encumbrarse en Madrid, para hacerse justicia así mismo.
Detallar la faena de Urdiales sería prosaico porque el conjunto, el de naturales eternos y redondos infinitos y la forma de salirse de la cara del toro, como los viejos maestros componían una armonía de pureza y una lección del TOREO, con mayúscula. Ya había dejado un mensaje en su primero al que contra el viento embarcó en un final por naturales enormes para matar de una gran estocada y cortar la primera oreja de las tres que le llevaron luego en volandas por la calle de Alcalá.
Octavio Chacón se llevó un lote canalla. El primero pudo matarlo en dos cogidas, pero no se amilanó y plantó cara en una lección de valor sereno. A pesar de la estocada en los bajos cortó una oreja pedida por unanimidad.
David Mora desperdició entre trallazos y distancias siderales al gran tercer toro, uno de los grandes toros de las temporada española. En el sobrero de Joselito se arrugó ante el mal estilo del toro.
Madrid. Domingo 7 de octubre de 2018. Toros de Fuente Ymbro, bien presentados, de buen juego a excepción del áspero 2° y el geniudo 5°. Extraordinario el 3°; exigente pero con buen fondo el 1° y enclasado el 4°. El sobrero de El Tajo, lidiado como 6º bis, irregular. Diego Urdiales, oreja tras dos avisos y dos orejas y dos vueltas al ruedo; Octavio Chacón, oreja y ovación con saludos; David Mora, pitos y silencio. Entrada: Más de tres cuartos.
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