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lunes, 27 de agosto de 2012

La escalada política antitaurina

San Sebastián sigue el camino. que abrió Barcelona, continuó al otro lado del Atlántico en Quito (Ecuador), ahora encadena un nuevo eslabón en la ciudad donostiarra. No hay diferencias en el fondo.
 El tinte antiespañol mancha y salpica el veto a la Fiesta en ambas ciudades. Ahora Bildu, en su día, CiU y ERC.
 Ya da igual quién es el culpable. La realidad es que nos hemos vuelto a quedar sin toros en otra ciudad históricamente taurina.
Quizás este ejemplo nos dé una nueva oportunidad para hacer autocrítica y pensar en nuestros errores. Los del mundo del toro que, ataques aparte, también existen. Deberemos trabajar de otra forma o cambiar la estrategia para defender lo nuestro, porque de nuevo los «antis» se han salido con la suya.
 De nuevo, cundió nuestra dejadez. Los responsables se han dejado tomar la iniciativa y el enemigo se ha apresurado para colocar la primera piedra y adelantarse.
Es una lástima ver cómo se nos escurre entre los dedos otra gran plaza como la de Illumbe, con una afición tan buena. Seria. Entendida. Me apena mucho escuchar la noticia del final de una plaza en la que tuve la ocasión de triunfar como torero y como ganadero. Recuerdo una faena a un toro de Santiago Domecq al que corté las orejas en una tarde de primavera y no olvido las galopadas alegres de mis toros los tres últimos años, en especial, en 2010, que me concedieron el premio a la Corrida más completa de la Semana Grande.
Posiblemente ha pesado como una losa ese puñado de años que no hubo toros en San Sebastián. Una generación perdida como gran obstáculo. Ahora en este resurgir de los últimos quince años se ha intentado salvar y, en parte se ha logrado, pero hay que dar continuidad a esa labor. Afianzar los cimientos surgidos de entre aquellos escombros para vigorizar las señas de identidad taurinas que en el País Vasco siempre ha habido. Ahí están Vitoria, Azpeitia o Bilbao, modelo que tantos copian.

 Y no vale con el discurso de que el espectáculo no arroja beneficios, porque enarbolada esta bandera, todos deberían desaparecer en estos años de crisis: ninguno de ellos es rentable. Libertad para la Fiesta.
José Miguel Arroyo «Joselito»
Matador de toros y ganadero
(ARTÍCULO PUBLICADO EN ‘LA RAZÓN’)

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