En Evora, donde residía, murio a los 90 años de edad Don Joaquín Murteira Grave, sin duda el gran señor del campo bravo lusitano y el más importante ganadero de su país en los últimos 30 años. Su señorío, su gran personalidad y su caracter entrañable le granjearon la simpatía y el afecto de todo el taurinismo. Su ganadería, con altibajos, ha sido un refente durante muchas temporadas en España y muy especialmente en Madrid y Bilbao.
Con sus toros realizaron inolvidables faenas toreros como César Rincón, Espartaco y Francisco Ruiz Miguel, especialmente el torero de la Isla que en la plaza bilbaina de Vista Alegre realizó la faena más importante de su carrera, al menos la más meritoria por su capacidad lidiadora.
Con don Joaquín Murteira desaparece todo un referente de la cría del toro bravo. Desde 1958, realizando numerosos cruces de distintas procedencias, consiguió un tipo de toro que gustaba al profesional y al aficionado, respetando siempre la seriedad que debe imponerse en las plazas y por eso el toro de Murteira, los "samueles" de Portugal, fue una garantía para los más exigentes. Con don Joaquín se van una época y un estilo que siempre recordaremos
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