La Feria de Otoño de Las Ventas ha dejado pocas cosas interesantes para el recuerdo. Tan solo una oreja cortada entre los cuatro festejos del ciclo, en el que únicamente ha salido un toro de nota alta, y donde hay lamentar también el infortunio del veterano "Fundi"en la tarde de su adiós a Madrid.
Toreros con actitud, eso sí, pero ganado en general desastroso, a excepción de un gran ejemplar del Puerto de San Lorenzo que se lidió en segundo lugar en la primera corrida del serial, y que no fue aprovechado convenientemente por un "Cid" que, aunque por momentos pareció aquel torero de las grandes tardes, volvió a sumirse finalmente en el atolladero del que no parece poder salir.
"Gracioso" se llamó aquel "torazo" del Puerto, un astado de prontas y humilladas embestidas, de una clase extraordinaria por los dos pitones, especialmente el derecho, por donde "hacía el avión" a la hora de tomar el engaño.
En definitiva, un toro de triunfo grande con el que "El Cid", ya está dicho, no estuvo a la altura, y no sólo por el fallo en la espada -ya que si lo hubiera matado a la primera posiblemente habría cortado una oreja- porque el astado era de dos si lo hubiese toreado y cuajado como se debe. Al final todo quedó en una simple ovación.
Esa misma tarde, la del viernes 5, se despedía de Las Ventas "El Fundi", todo un maestro por conocimientos y oficio, que el pasado San Isidro se estrelló contra un muro en la corrida de Guardiola en la tarde en la que a priori iba a decir adiós a la afición venteña.
Por este motivo, la empresa decidió contratarle para "Otoño" y brindarle así la oportunidad de una despedida digna, pero de nuevo la suerte no acompañó al veterano diestro fuenlabreño, y a sus "avíos" fueron a parar dos toros del Puerto de San Lorenzo que no le dejaron siquiera pasar de las probaturas en dos faenas de muy poca historia. Despedida, por tanto, gris e inmerecida.
Otro nombre propio ha sido Iván Fandiño, el ya considerado "nuevo torero de Madrid" por el ambiente que genera cada vez que se anuncia en Las Ventas y el cariño con el que le trata la afición, y que cumplía su quinto paseíllo de la temporada en la Monumental madrileña.
El torero de Orduña paseó la única oreja del serial, trofeo de poco peso si se compara con los otros siete apéndices que ha cortado Fandiño en esta misma plaza en las últimas tres temporadas, premios más rotundos sobre todo los que arrancó a sendos toros de Carriquiri y Cuadri. Ahí si estuvo importante el vizcaíno.
Esto no significa que Fandiño estuviera mal en este "Otoño", donde cuajó dos faenas de irreprochables estructuras, pero esta vez la poca ayuda de los toros, en este caso del que cortó la oreja, de Valdefresno, manejable por el pitón derecho aunque apagándose a mitad de trasteo, propició que su labor no tuviera la continuidad ni el final adecuado para la oreja que le concedieron.
Otros toreros que han dejado huella en este ciclo otoñal han sido los dos "Aguilares": Sergio Aguilar, que cuajó los mejores muletazos de toda la feria toreando al natural a su "rajado" y deslucido primer toro de Valdefresno, y Alberto Aguilar, que instrumentó una labor firme, valiente y muy sincera en la corrida de Palha.
En esa "pavorosa" corrida de la ganadería portuguesas que echó el cierre al ciclo, de toros peligrosos e imposibles para hacer el toreo, estuvieron dignos sin más Fernando Robleño y Javier Castaño.
Y por su parte, pasaron muy de puntillas y prácticamente sin decir nada, Daniel Luque y David Mora.
Ya está dicho que en el capítulo ganadero sólo destaca aquel toro "Gracioso" del Puerto, pues ni los otro cinco de este hierro, ni los seis de Valdefresno, dos ganaderías de encaste Atanasio-Lisardo, acabaron de "romper"; y qué decir de los seis "marrajos" de Palha, imposibles a todas luces.
La novillada con picadores que abrió la feria dejó muy poco poso. Seis silencios como seis losas definieron una tarde anodina e insulsa en la que ni los tres espadas actuantes ni los seis utreros de El Cortijillo aportaron prácticamente nada, y si acaso, la disposición de Gonzalo Caballero. Sólo eso.
"Gracioso" se llamó aquel "torazo" del Puerto, un astado de prontas y humilladas embestidas, de una clase extraordinaria por los dos pitones, especialmente el derecho, por donde "hacía el avión" a la hora de tomar el engaño.
En definitiva, un toro de triunfo grande con el que "El Cid", ya está dicho, no estuvo a la altura, y no sólo por el fallo en la espada -ya que si lo hubiera matado a la primera posiblemente habría cortado una oreja- porque el astado era de dos si lo hubiese toreado y cuajado como se debe. Al final todo quedó en una simple ovación.
Esa misma tarde, la del viernes 5, se despedía de Las Ventas "El Fundi", todo un maestro por conocimientos y oficio, que el pasado San Isidro se estrelló contra un muro en la corrida de Guardiola en la tarde en la que a priori iba a decir adiós a la afición venteña.
Por este motivo, la empresa decidió contratarle para "Otoño" y brindarle así la oportunidad de una despedida digna, pero de nuevo la suerte no acompañó al veterano diestro fuenlabreño, y a sus "avíos" fueron a parar dos toros del Puerto de San Lorenzo que no le dejaron siquiera pasar de las probaturas en dos faenas de muy poca historia. Despedida, por tanto, gris e inmerecida.
Otro nombre propio ha sido Iván Fandiño, el ya considerado "nuevo torero de Madrid" por el ambiente que genera cada vez que se anuncia en Las Ventas y el cariño con el que le trata la afición, y que cumplía su quinto paseíllo de la temporada en la Monumental madrileña.
El torero de Orduña paseó la única oreja del serial, trofeo de poco peso si se compara con los otros siete apéndices que ha cortado Fandiño en esta misma plaza en las últimas tres temporadas, premios más rotundos sobre todo los que arrancó a sendos toros de Carriquiri y Cuadri. Ahí si estuvo importante el vizcaíno.
Esto no significa que Fandiño estuviera mal en este "Otoño", donde cuajó dos faenas de irreprochables estructuras, pero esta vez la poca ayuda de los toros, en este caso del que cortó la oreja, de Valdefresno, manejable por el pitón derecho aunque apagándose a mitad de trasteo, propició que su labor no tuviera la continuidad ni el final adecuado para la oreja que le concedieron.
Otros toreros que han dejado huella en este ciclo otoñal han sido los dos "Aguilares": Sergio Aguilar, que cuajó los mejores muletazos de toda la feria toreando al natural a su "rajado" y deslucido primer toro de Valdefresno, y Alberto Aguilar, que instrumentó una labor firme, valiente y muy sincera en la corrida de Palha.
En esa "pavorosa" corrida de la ganadería portuguesas que echó el cierre al ciclo, de toros peligrosos e imposibles para hacer el toreo, estuvieron dignos sin más Fernando Robleño y Javier Castaño.
Y por su parte, pasaron muy de puntillas y prácticamente sin decir nada, Daniel Luque y David Mora.
Ya está dicho que en el capítulo ganadero sólo destaca aquel toro "Gracioso" del Puerto, pues ni los otro cinco de este hierro, ni los seis de Valdefresno, dos ganaderías de encaste Atanasio-Lisardo, acabaron de "romper"; y qué decir de los seis "marrajos" de Palha, imposibles a todas luces.
La novillada con picadores que abrió la feria dejó muy poco poso. Seis silencios como seis losas definieron una tarde anodina e insulsa en la que ni los tres espadas actuantes ni los seis utreros de El Cortijillo aportaron prácticamente nada, y si acaso, la disposición de Gonzalo Caballero. Sólo eso.
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