A los aficionados a los toros no nos cachean al entrar a la plaza. No hay cordones especiales policiales ,ni declaración de espectáculo de alto riesgo. Ni violencia en los accesos aunque se congreguen tanta gente.
Ni hace falta que personal de seguridad mire los tendidos por si algún imbécil arroja botellas, bengalas, mecheros o piedras.
El toreo es un espectáculo civilizado desde el origen de la civilización. La afición al toreo es ejemplar.
Un evento cultural de primera magnitud donde el público da muestras de un buen nivel de educación.
¡Qué grande es el toreo!
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