Con el paso de los años hubo muchos ganaderos que le perdieron el miedo a cruzar unos encastes con otros, buscando más que un encaste o una procedencia, una línea o reata en particular que le ayudase a encontrar aquello que le faltaba. Algo que siempre ha reconocido un ganadero como Álvaro Núñez, el cual nunca tuvo miedo a acudir a otras ganaderías a buscar esa virtud que no hallaba en su casa. Algo parecido piensa un Juan Pedro Domecq Morenés que tiene claro los pasos a dar en su ganadería para que esta no se quede estancada.
«Si tuviera que buscar fuera, ¿dónde buscaría Juan Pedro?«, le preguntaba Martín de Blas hace unos meses en su programa Tiempo de Toros: “En Jandilla, en mi tío Álvaro, algunas cosas de Atanasio, cosas de Las Ramblas… son pimienta para el guiso. Pero buscar la mayor amplitud de caracteres para conseguir la bravura. Y luego trabajar sobre lo que tenía, intentando abrir la ganadería lo máximo posible”.
¿Ha buscado en Atanasio? Le volvía a preguntar instantes después: “Mira, el toro Aldeano, de Victoriano del Río, es hijo de un toro Berroqueño de Antonio Ordóñez que lo hizo mi abuelo. Y eso ha marcado la forma de embestir la ganadería. Mi abuelo ya lo hizo. Muchos ganaderos lo hacen, pero a lo mejor no lo cuentan. Cada ganadero busca lo que cree que cada ganadería necesita. Y cada ganadería necesita un complemento distinto” acababa comentando el propio Juan Pedro Domecq Morenés.
Sin temor a equivocarnos, estas serían las vías de refrescamiento que sopesa Juan Pedro para abrir genéricamente su ganadería, un hierro del que se han nutrido un sin fin de vacadas que no dudarán en volver a la casa madre para volver a conseguir genética. Domecq Morenés es consciente que llamar a la puerta de otros ganaderos no es una línea roja y sí algo beneficioso para encontrar el toro del futuro.
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