Técnicamente será la Ley 18/2013, que lleva fecha del día 12 de noviembre. Se abre ahora un amplio camino, que pasa por la reconstitución de la nueva Comisión Nacional de Asuntos Taurinos, más los efectos colaterales que puedan deducirse dos futuras leyes: la de Patrimonio Cultural Inmaterial y la de Unidad de Mercado.
Pero más en el corto plazo, nos espera el Plan Nacional de Tauromaquia, ya en su fase final de elaboración. Con este panorama por delante, es momento también de recordar a quienes han hecho posible este nuevo horizonte.
Entrará en vigor en el día siguiente, esto es el jueves días 14.
Con esta publicación se concluye formalmente todo el proceso legislativo, iniciado a instancias de la ILP nacida originariamente de la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña y corroborada luego por casi 600.000 aficionados de toda España.
Con lo cual, a partir del jueves día 14 la Tauromaquia pasa a formar parte, a todos los efectos, del Patrimonio Cultural de España y toma carta de naturaleza la nueva Comisión Nacional de Asuntos Taurinos, como órgano consultivo y ejecutivo que sucede a la antigua Comisión Consultiva, nacida de la Ley 10/1991 sobre potestades administrativas en materia de espectáculos taurinos.
Pero con esta publicación en el BOE con la Tauromaquia se marca también un nuevo hito legislativo: es la primera norma nacida de una ILP que alcanza este rango legal.
Cuando toda esta gran aventura comenzó, al principio con un cierto carácter defensivo y luego con la vista puesta en mayores horizontes, no han sido pocos los escollos que hubo que salvar en el camino. Entre otros, esa hispánica tendencia al pesimismo, o a la desconfianza que desde las Instituciones pudieran alcanzarse las metas que se buscaban. Pues, ha sido que sí y todos los esfuerzos que hubo que desarrollar se dan por bien empleados. Por eso este el 13 de noviembre forma parte ya de la historia de la Tauromaquia.
Alcanzada la meta, a quien en primer lugar debe recordarse es Luis María Gisbert, presidente de la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña, y a todo el equipo de entusiastas colaboradores que un día dieron un paso al frente, que a la postre ha resultado decisivo. A ellos les corresponde la paternidad en exclusiva de la idea de promover la ley. Tanto que, en el fondo, esta nueva Ley bien podría denominarse la “Ley Gisbert”.
Pero se trata también del diputado sevillano Juan Manuel Albendea, el parlamentario más activo que a lo largo de las últimas legislaturas ha trabajado a favor de la Fiesta. Un diputado batallador donde los haya, que pese a saberse en minoría en el Congreso de entonces, no dejaba de presentar propuestas. Y así, lo mismo requería del Gobierno la normalización taurina en los medios públicos de comunicación, que instaba a la declaración de la Fiesta como parte de la Cultura. Entre lo uno y lo otro, a él se debe la inclusión de la reivindicación de la Tauromaquia en el programa electoral de su partido, al igual que se puso al frente de la ILP a su paso por el Congreso.
En el fondo, García Escudero y Albendea se echaron a las espaldas superar latravesía del desierto que en materia taurina supusieron las legislaturas de la era de Rodríguez Zapatero. Mantuvieron viva la llama de unas reivindicaciones, que han final se han consolidado en realidades. En el caso de ambos, además, con el valor añadido que todo eso lo hicieron por la simple razón de que eran y son grandes aficionados, pero sabiendo que el rédito en votos no les iba a resultar significativo.
Pero si nos vamos al día de hoy, cuando las Cámaras legislativas presentan un distinto juego de mayorías y minorías, junto a García Escudero y Albendea --y a otros compañeros que han apoyado--, debe reconocerse que el Ministro Wert, con todo lo controvertido que está siendo, le echó coraje al tema y apostó por sacar adelante la Ley. Detrás de él, un equipo de colaboradores, encabezado por el Subsecretario Benzo, que debe reconocerse que ha trabajado bien a la hora de hilar fino en el diseño del marco legal más conveniente para la Tauromaquia.
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