Por Santi Ortiz.
Terminada la larga travesía de San Isidro y hechos públicos los premios
otorgados por Plaza 1, con los acuerdos y discrepancias que ello conlleva, creo
conveniente rescatar de la sombra de la desmemoria a aquellos que, teniendo
actuaciones de verdadero mérito, quedan eclipsados entre la fanfarria del
famoseo de unos y el amiguismo de otros.
No obstante, antes de meternos con los
hombres de coleta, considero de plena justicia reivindicar al toro más
sobresaliente por bravura y comportamiento de todo el ciclo.
Me refiero
a “Licenciado”, de Alcurrucén, astado al que construyó El Juli la mejor faena
de la feria; faena que debería haberle valido la más rotunda salida por la
Puerta Grande del serial –pero que estropeó con la espada–,
como debieron darle al toro la vuelta al ruedo que su pelea mereció y que nadie
del “docto” sanedrín de Las Ventas solicitó para él.
No va a ser fácil volver a ver un toro con la casta, la bravura, la transmisión y la nobleza de “Licenciado”: lo extraordinario, como su nombre indica, no es moneda de uso corriente.
No va a ser fácil volver a ver un toro con la casta, la bravura, la transmisión y la nobleza de “Licenciado”: lo extraordinario, como su nombre indica, no es moneda de uso corriente.
Una vez apagadas las candilejas, apartados los cuadros de honor de
orejas y otros componentes del triunfo o del triunfalismo, quedan recuerdos del
paso por la feria de hombres que consiguieron sobresalir hasta lograr algo más
importante que los trofeos y toda su quincallería, esto es: generar ilusión.
Eso que tan difícil es de encontrar hoy día entre los espadas en activo: gente
que te cree ilusión por volver a verles torear, que hagan corto el camino del
desplazamiento hasta donde ellos toreen, que despierten nuestro interés por
seguirles la pista a lo largo de la temporada.
También ellos se hacen
acreedores de tener su particular cuadro de honor, aunque sea entre las líneas
de este humilde artículo.
Por encima de todos, surge un nombre: ¡Fortes!.
Fue la suya una de las
más meritorias actuaciones de San Isidro y una de las faenas más puras. No
consiguió trofeo por la inepcia presidencial, pero conquistó el corazón de
cuantos lo vimos. La pena es que, de cara a los contratos, no le ha servido lo
suficiente. Salen las ferias más cotizadas y su nombre no aparece en ellas,
sólo en la de Santiago, en Santander, figura incluido en su cartelería.
Más reconocimiento ha tenido Octavio Chacón, otro damnificado del palco
venteño, al que escamotearon una oreja trocándola por la vuelta al ruedo más
injusta que he visto dar a un toro, en la infumable corrida de Saltillo. El 24
vuelve a Madrid y su nombre también aparece en San Fermín. Ojalá y un toro le
embista, porque entonces sí que va a sorprender a más de uno. Sería justo que
tan larga y esforzada trayectoria tuviese su debida recompensa.
El
tercer nombre que completa esta terna tan particular ha estado totalmente
desasistido de la suerte en su comparecencia isidril, pero pagó con sangre el
cartel que, con sangre y su pureza torera, conquistara el pasado 2 de mayo en
el mismo ruedo.
Hablo de Javier Cortés, que se llevó en su lote ferial un
sobrero de Marca, ganador del dudoso honor de ser el astado más violento y
bronco de todo San Isidro. Muletero más que notable, Javier Cortés ha visto
alicortada su carrera por su destemplada espada; no obstante, sigue siendo otro
torero interesante al que hay que brindar más oportunidades.
Para cerrar el cuarteto, brille con luz propia el de Emilio de Justo,
que puso el broche esforzado y meritorio a San Isidro con una entregada y
valiente actuación ante dos victorinos que nunca se lo pusieron fácil.
Justificó con creces su presencia en la corrida de la Prensa y exhibió hambre
para que los empresarios le echen más de comer.
No
podemos olvidarnos tampoco de la muy digna actuación ante la complicada corrida
de Dolores Aguirre, de Rubén Pinar, ni de que, privados de torear por
suspensión, la Empresa debe una repetición a Sánchez Vara, Javier Castaño y
Thomas Duffau, que se tragaron todo el miedo previo a la corrida sin poder
ponerse delante de los cárdenos del Partido de Resina.
Como ven sólo he querido acordarme de los destacados más necesitados,
pues si abrimos algo más la mano aparecen nombres como Luis David, Pepe Moral,
etc, que acrecentaron o dejaron intacto su cartel a su paso por Madrid,
teniendo como tienen cada uno su nombre inscrito en el correspondiente
circuito.
1 comentario:
Magnifico resumen porque es una gran verdad y sobre todo lo de generar ilusion , yo por ejemplo quiero ir a ver a Fortes ( y ademas -ya lo dije en su dia - desde que debuto de novillero en la Maestranza que pincho los novillos pero que se vio su "raza" y personalidad
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